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Reportaje:

Sarajevo, un gran campo de concentración a cielo abierto

Un psiquiatra augura que del 20% al 30% de los habitantes de la capital bosnia vivirán siempre con desórdenes mentales

ENVIADO ESPECIAL"Yo era un buen médico, pero no sé qué será de mí después de la guerra. Voy a cumplir 60 años y como otros muchos he perdido en Sarajevo tres años de mi vida". "Eso, de todas formas, no es nada comparado con la situación mental de miles de personas aquí. La guerra no les ha Vuelto locos, pero está produciendo una catarata de trastornos mentales que se manifiestan en depresión, apatía, ansiedad o tendencias suicidas... Y lo peor está por venir. Cuando esto acabe, el 20% o el 30% de la población de Sarajevo, que en realidad es un campo de concentración a cielo abierto, desarrollará desórdenes mentales serios. Incluso los hijos aún no nacidos de quienes han sufrido determinadas experiencias heredarán los síndromes paternos." Se romperán familias, se desarrollarán comportamientos delictivos. Intentamos prepararnos".

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El profesor Ismet Ceric, jefe del Instituto de Salud Mental de Sarajevo, es la máxima autoridad psiquiátrica de Bosnia-Herzegovina. En un civilizado despacho de la fundación humanitaria Soros, uno de sus pluriempleos, este hombre de cabello gris y manos grandes y gesticuladoras explica cómo tres años de asedio y miseria y el contacto cotidiano con la muerte han alterado el equilibrio de Sarajevo. "Esta ciudad es un caso *único en Bosnia-Herzegovina, ninguno de mis compañeros en otras zonas del país puede describir experiencias semejantes.

"Desde el 6 de abril de 1992 escucho cada día en el hospital los relatos de mis pacientes, de gente que ha perdido parte de su cuerpo, que ha perdido. a su familia, que ha sido torturada. Todavía yo mismo ignoro cómo esto me afectará a . mí. Estamos en Europa y la mayoría de los enfermos que veo nunca habían sufrido, problemas psicológicos dignos de tal nombre. Ahora la depresión está generalizada y los suicidios aumentan. La gente aquí no tiene proyección de futuro y su energía potencial está almacenada, como en un volcán. No tengo datos concre-, tos, pero especialmente entre los viejos, sin ninguna esperanza, los suicidios se han multiplicado".

Jefe de Karadzic

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El doctor Ceric explica que durante 17 años fue el jefe del también psiquiatra Radovan Karadzic en un hospital de Sarajevo. Karadzic, hoy líder de los ultranacionalistas serbios de Bosnia, es el hombre que ha aplicado la "purificación étnica" en el territorio que controla, el 70% del país, y el principal autor intelectual -el material es el general Ratko MIadic- del terror masivo a través de los ataques artilleros contra civiles o de la acción de francotiradores. Por tanto, el verdugo de Sarajevo. "Mi madre le llamaba hijo y vivió mucho tiempo en casa. Es una persona normal, como los vecinos de usted o los míos. No es ni un loco ni un asesino nato. Tiene cierta megalomanía, típica de Montenegro, de donde procede".

Estudioso por necesidad del síndrome del asedio, Ceric pone ejemplos de las dos guerras mundiales para concluir lo sorprendentemente bien que sus conciudadanos se resisten al pánico, "típico en la mayoría de los casos de una gran ciudad cercada por las armas". Y se queja de que las celebridades psiquiátricas que llegan a Sarajevo, de las que cabría aprender mucho, apenas permanecen unas horas viendo enfermos en la capital bosnia, temerosas por su seguridad.

Lo que más preocupa al psiquiatra Ismet Ceric es lo que denomina "síndrome del estrés postraumático" y "síndrome flashback o de vuelta atrás", enfermedades ambas muy serias, estudiadas sistemáticamente después de la guerra de Vietnam, que pueden presentarse desde los seis meses posteriores a una experiencia trágica hasta veinte años después. "Muchos años después de que la guerra acabe, cualquier cosa desatará en la mente de los afectados el terror de lo vivido. Las consecuencias prácticas serán suicidios y comportamientos antisociales, crimen, alcoholismo, drogadicción".

Paradójicamente, Ceric encuentra mejor protegidos a los soldados que están en los frentes bosnios -"tal vez porque se sienten autores de su propio destino o porque creen que tienen la capacidad de vengarse"- que a los civiles sin trabajo, dependientes de una ayuda humanitaria que en el fondo no desean y que esperan inermes el próximo desastre. Su experiencia clínica demuestra que por cada soldado que necesita atención psiquiátrica la requieren diez civiles. Las mujeres de edad intermedia, opina, son aún más vulnerables.

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