Asombro y fastidio
Con asombro y algo de fastidio, he notado las nuevas adquisiciones de mobiliario urbano realizadas en la cosmopolita ciudad de Madrid. Digo "con asombro" porque, al menos para mi, aparecieron bebederos, contenedores de vidrio y pilas de la noche a la mañana. Confieso que al principio no comprendía. muy bien para que servían, pero bueno, generar dudas ha sido la base de todo conocimiento desde los griegos, y eso es bueno.Y digo "con fastidio" porque como arquitecta en paro -mejor no hablar de la situación laboral-, colega y amiga de muchos otros profesionales de la arquitectura, el urbanismo, el diseño, etcétera, en igualdad de desempleo, no puedo dejar de preguntarme: ¿Y esto qué es? ¿Es que no se podía convocar un concurso nacional de ideas, abierto, en el que jóvenes artistas pudieran demostrar su capacidad, su interés y su comprensión de la ciudad? Para que al menos pudiéramos ocupar algunas de las tantas horas que perdemos al día en estériles entrevistas de trabajo, válidas sólo para "captadores" y / o "vendedores".
Por otro lado, mejor ni entrar en el resultado formal y estético de dichos artefactos, diseminados por doquier en vísperas, casualmente, de elecciones municipales. ¿Es que ningún ojo crítico ha parado para analizarlos con detenimiento, no ya como meros objetos de diseño, sino como objetos de diseño en el espacio y dentro de un contexto? Si tal concurso ha tenido lugar, destaco la inoperancia y el mal gusto del "inapelable fallo del jurado". Yo hubiera preferido el "desierto" de todas las modalidades.
Por favor, un poco de respeto por tanta neurona en paro, que podríais incentivar de vez en cuando, ya que proyectos más importantes nos suelen estar vedados, y un poco de respeto también por la ciudad. De todos modos, como estamos en democracia y yo pago mis impuestos, me permito decirlo: las nuevas adquisiciones son horribles. Total, nadie va a hacer ni caso.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.