El reparto de la herencia
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La verdadera batalla que se libra en Crimea hoy no es por la idea rusa ni por la nostalgia del imperio. Su objetivo es mucho más prosaico: el reparto de las propiedades que antaño pertenecieran al Estado soviético y sus instituciones. En esta tarea, especialmente apetitoso es el lote de las residencias turísticas, hoteles y villas de lujo que salpican la bella costa de la península, lugar preferido de la élite soviética.Seis de las mejores residencias del litoral meridional (donde se encuentra la localidad de Yalta) están regentadas por el Parlamento de Crimea, y el resto está repartido entre diversas entidades. La dacha de Forós, donde Mijaíl Gorbachov pasó la jornada del golpe del 19 de agosto de 1991, está controlada desde Kiev.
La batalla por la propiedad se resuelve a menudo a tiros (los directores de residencia suelen ser frecuentes víctimas), y en ella están implicados diversos grupos de intereses, desde Kiev hasta Moscú, pasando incluso por Siberia y por los sectores de influencia locales de Crimea. A fines del pasado enero, las autoridades ucranias y las de Crimea formaron una comisión mixta para dividir la propiedad entre los diversos niveles de la Administración.
Al margen de las disputas internas ucranias, el Kremlín reclama 90 complejos turísticos, entre los que se incluyen villas de lujo, residencias y otros lugares de descanso que en el pasado fueron del Gobierno soviético, segun manifestó Alexandr Kotélnikov, jefe del Fondo de la Propiedad, dependiente del Parlamento de Crimea. Ucrania ha comenzado ya el programa de privatización estatal. En Crimea la privatización está oficialmente congelada, aunque los analistas locales opinan que todo está ya repartido.
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