Un homenaje sin aureola
Este año, en la rueda de los centenarios, aparece el de la muerte de Bela Bartok y la Orquesta Nacional de España lo celebra en sus programas de la presente semana con audiciones del Concierto para dos pianos, percusión y orquesta y el Concierto para orquesta. El primero es transcripción de la Sonata para dos pianos y percusión escrita en 1937 y estrenada, al año siguiente, con Bela y Dita Bartok como solistas, en Basilea. La versión orquestal es de 1940 y se escuchó en Londres, bajo la dirección de sir Adrian Boult con Ilona Kabos y Louis Kentner como pianistas. Poco después, en los tristes días de su exilio americano, Bartok crea el Concierto para orquesta, presentado por Kusevitzki y la Sinfónica de Boston en diciembre de 1943.Se trata, pues, de dos obras cercanas, ejemplos altos del talento definitivo del compositor húngaro. Si lo dramático y lo desolado dentro del clima misterioso tan querido por Bartok, imperan en la sonata -concierto-, en el concierto orquestal el secreto reside, como dice Bartok, "en el complejo asunto expresivo" y en la gradual transición desde la severidad del primer movimento y el lúgubre canto fúnebre del tercero hasta la afirmación vital del último", de tan extremado virtuosismo en su contrapuntismo espectacular.
Orquesta Nacional de España
Director: T. Alcántara. Solistas: B. Uriarte y K. H. Morongovius, pianistas; P. Osa, F. Castro y P. Moreno, percusionistas. Obras de Bartok.Auditorio Nacional de Madrid, 24 de marzo.
Hay que decir, porque es cierto, que las versiones de la ONE, bajo la dirección siempre firme de Theo Alcántara, no alcanzaron la calidad deseable en una formación que, al menos emblemáticamente, es la primera del Estado. Faltó claridad de ejecución, interiorización en la sustancia dramática y equilibrio dinámico. Sólo tuvimos una continuidad trabajosa, en medio de la cual el dúo pianístico formado por Begoña Uriarte y Karl-Hermann Morongovius mostró seguridad, recto criterio y buena fusión, en tanto los percusionistías Pascual Osa, Félix Castro y Pedro Moreno aportaron cuanto de bueno poseen en su especialidad instrumental.
En líneas generales, fueron parecidos los resultados en el Concierto de orquesta. Bartok y su obra constituyen algo clásico y cimero en el suceder musical del siglo XX. Debemos escuchar esta música tocada con convicción, dominio y afán de belleza. Lo que no sucedió exactamente el viernes, aunque el público aplaudiese una música ya incorporada a su acervo espiritual y la labor de un destacado grupo de solistas.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.