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Entrevista:Afonso DhlakamaLíder de la Renamo

"Ya no hay espacio para la guerra en Mozambique"

A los 20 años de la independencia de Portugal y después de 16 de guerra civil y un millón de muertos, Mozambique, uno de los países más pobres del mundo, estrena su primer año de democracia.El acuerdo de paz firmado en Roma en octubre de 1992 entre el Frente de Liberación Nacional (Frelimo, el partido único de orientación marxista durante todos estos años) y la Renamo, la guerrilla apoyada en sus comienzos por la Suráfrica del apartheid, permitió dos años después la celebración de las primeras elecciones democráticas en este país del sureste de África. Unos comicios, considerados limpios por la ONU, que otorgaron el 53,6% de los votos a Joaquim Chissano, líder del Frelimo, y el 33,7% a Afonso Dhlakama, presidente de la Renamo. Desde entonces el pueblo de Mozambique ha dado los primeros pasos para superar una tarea titánica: la reconstrucción y reconciliación nacional. Una historia, para muchos, demasiado bonita para ser verdad, que tiene un protagonista indiscutible, Afonso Dhlakarna.

Pregunta. De líder guerrillero a jefe de la oposición democrática. Parece toda una metamorfosis.

Respuesta. De hecho, ha sido una revolución. Es natural en la historia de los africanos. Todos aquellos que lucharon por la in dependencia eran guerrilleros políticos. Lo mismo ocurrió conmigo. Con el fin de la guerra era preciso dejar los galones y concentrarse en un esfuerzo común como líder político.

P. ¿Y la transformación de la Renamo en partido político?

R. No ha sido fácil. Era necesario separar a los hombres de las armas, convertirlos en civiles y transformarnos en partido político. Pero durante la lucha no éramos militares al cien por cien, transmitíamos a las poblaciones los principios de la democracia.

P. Después de 16 años de cruenta guerra civil, ¿se arrepiente de algo?

R. No, absolutamente de nada, Y tampoco hay un arrepentimiento por parte de la Renamo, aunque reconocemos que la guerra destruyó el país y que murieron familias enteras, tanto de la Renamo como del Frelimo. Ha sido una lección para todos los africanos. En el futuro deberemos utilizar el diálogo para evitar nuevas guerras no sólo en Mozambique, sino en toda África.

P. ¿Cómo son sus relaciones actuales con el presidente Chissano?

R. Son normales, no hay conflictos especiales. Hablo con él abiertamente. Claro que por su parte hace promesas que no llega a cumplir, quizá porque el Frelimo no le deja, y ésta es la única cosa que le he criticado. He colaborado con él cuando ha surgido algún problema.

P. ¿Cuáles son los principales desafíos de la democracia en Mozambique?

R. Primero, un Parlamento que no funciona como debe ser porque carece aún de un reglamento que regule su funcionamiento. Segundo, la pobreza: los precios son elevados, hay inflación, desempleo, los salarios son bajos... También está el problema de la reintegración a la vida civil de los miles de guerrilleros y militares del Frelimo, para lo que no hay aún un programa específico. Hay hambre, sequía. Además, las instituciones deben democratizarse. Tanto los miembros de policía como de los servicios secretos continúan siendo del Frelimo. Son más políticos que técnicos y no son imparciales. Por otro lado, hay discriminación por parte del Gobierno en algunas regiones, por ejemplo en las inversiones en las provincias donde la Renamo ganó las elecciones. La estrategia del Frelimo es dividir al país. Todos son problemas que amenazan a la democracia, pero creemos que con una paz verdadera, la reconciliación nacional y la ayuda internacional podremos superar esas dificultades.

P. ¿Volverá la guerra si no llegan pronto los beneficios de la paz?

R. No hay espacio para la guerra en Mozambique en este momento, a pesar de la dificultades, de la falta de instalaciones de la Renamo para poder funcionar como un partido. Pero ya, existe un Parlamento -tenemos 112 diputados, un mecanismo para hacer frente al Frelimo- y la propia comunidad internacional apoya los esfuerzos de la Renamo para democratizar el país. Por tanto, puede suceder que haya guerra, pero no por parte de la Renamo.

P. ¿Influyó la experiencia de Jonás Savimbi

[líder guerrillero angoleño que rechazó su derrota electoral] para aceptar la democracia?

R. No. Somos diferentes. Mozambique no es Angola y Dhlakama no es Savimbi. Yo luché por la democracia. Siempre entendí que la democracia no significaba gobernar desde un palacio. Por eso es por lo que, a pesar de que hubo irregularidades y fraude en las elecciones, yo tenía que aceptar los resultados como una forma de poner en práctica los principios de mi lucha. Ahora bien, perder las elecciones no significa ganar la democracia. Quien ha perdido ha sido el Frelimo, que no ganó nada. Hace un año tenía 250 escaños en el Parlamento. Ahora tiene 129. Yo no tenía ninguno y gané 112. Ahora puedo criticar abiertamente al Frelimo y obligarle a cambiar. Ya no existe la pena de muerte, ni las guías de marcha

[salvoconductos para viajar por el país], ni los tribunales revolucionarios, ni los campos de reeducación, ni los fusilamientos públicos. Le he obligado también a aceptar la economía de mercado y el respeto a los derechos humanos.

P. ¿Qué sectores del pueblo mozambiqueño apoyan a la Renamo?

R. La población de mi país es mayoritariamente rural y es en el campo donde Renamo recibe su apoyo. También entre los viejos porque fueron maltratados después de la independencia por la política del Frelimo. En cambio, los jóvenes crecieron bajo la influencia soviética.

P. ¿Cuál es el objetivo de su gira por la Unión Europea y, en concreto, de su visita a España?

R. Transmitir el mensaje de que, si apoyan la democracia en Mozambique, deben apoyar también el funcionamiento de la oposición, lo que significa que ésta exista y tenga medios. Espero que la comunidad intemacional, y en particular el Gobierno español, al que agradezco su cambio de política con respecto a la Renamo y los esfuerzos de su embajador, entienda esta preocupación de la Renamo. Apoyar a la Renamo es apoyar la paz y la democracia. Porque si la Renamo fracasa, fracasará la democracia. El Frelimo fue forzado a aceptar la democracia porque perdió la guerra en el terreno. Ahora bien, si la Renamo no tiene medios para poder funcionar con fuerza como oposición al Frelimo, irá a recuperar lo que perdió en el terreno. Pienso que ni la comunidad internacional ni España quieren esto porque se gastaron muchos millones de dólares en el proceso de paz.

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