Bruselas contabilizará los programas de debate como producción europea
La UE suaviza la normativa 'Televisión sin Fronteras'
XAVIER VIDAL-FOLCHLa cuota de difusión de programas audiovisuales europeos, que obliga a las cadenas de televisión a llenar con productos continentales más de la mitad de su horario de emisión, se suavizó ayer, en el trámite de su aprobación por la Comisión Europea. Los veinte comisarios acordaron que los programas realizados en estudio -debates, tertulias, talk shows- computarán a efectos de la cuota, al igual que los documentales o los programas de ficción. Simultáneamente, en Alemania el Tribunal Constitucional de Karlsruhe atribuyó la competencia sobre este asunto a los lander y no al Gobierno federal.
La propuesta del comisario de Cultura y Audiovisuales, Marcelino Oreja (ver EL PAÍS de ayer) era ya mucho más liberal que la actual directiva Televisión sin fronteras, de 1989, que ahora se reforma. Imponía un límite temporal de 10 años a la vigencia de la cuota, hasta hoy de carácter indefinido; un "plazo suficiente para incentivar el desarrollo de la industria audiovisual, y no excesivo a la luz de las rápidas transformaciones tecnológicas", según destacó su redactor. Y permitír a las cadenas temáticas optar por una cuota de inversión alternativa, mediante la afectación del 25% del presupuesto de programación a la creación de programas europeos.Pues bien, el colegio de comisarios acentuó aún más este carácter flexible de la intervención comunitaria: decidió que no sólo las películas, los documentales, los telefilmes y los seriales computarán a efectos de cumplir la cuota, ' sino que también lo harán los programas elaborados en estudio, incluidos los de debate.
Una minoría de comisarios, encabezada por el británico Leon Brittan, fracasó en su intento de aligerar todavía más la normativa. Defendía el mantenimiento de la ambigua fórmula según la cual la cuota se cumplirá "siempre que sea posible". Frente a ellos, la mayoría liderada por Marcelino Oreja sostuvo que esta expresión generaba inseguridad jurídica, fomentando el incumplimiento de la norma, como lo demuestran "los 31 casos presentados ante el Tribunal de Luxemburgo". La eliminación de esta fórmula y la reforma en su conjunto se aprobaron, pues, con la oposición de Brittan y de la danesa Ritt Bjeregaard, la sueca Anita Gradin y el holandés Hans Van den Broek. El británico Neil Kinnock se abstuvo.
La nueva directiva otorga tres años de plazo para adaptarse a las nuevas cadenas -las creadas después de que entre en vigor, tras su aprobación por el Consejo-, no discrimina entre televisiones públicas y privadas y establece que el régimen sancionador dé los incumplimientos corresponde a los Estados miembros. Pero éstos deberán elevar cada dos años un informe sobre las vulneraciones a la Comisión, que podrá actuar en consecuencia.
"No estoy seguro de que con la nueva fórmula se refuerce el sistema de cuotas", dijo Oreja, reconociendo la suavización de la directiva. El comisario español se comprometió a presentar próximamente un paquete complementario de esta regulación, destinado al fomento directo de la industria audiovisual.
Dicho fomento podría financiarse, sugirió, bien mediante la fórmula ideada por Edith Cresson de que los usuarios de las autopistas de la comunicación paguen una tasa de utilización del 0,5%, cantidad que se invertiría en programas, bien mediante avales del Banco Europeo de Inversiones.
Los nuevos servicios, como el vídeo a la carta, serán regulados -especialmente en lo que respecta a la protección de los derechos de los menores- en otra directiva, que también incluirá la propuesta de crear una alta autoridad audiovisual europea, de carácter independiente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.