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Reportaje:

Los físicos buscan partículas exóticas en un túnel de los Pirineos

Preparados tres nuevos experimentos en la antigua galería de Canfranc

Están justo debajo de El Tobazo, la pista más conocida de la estación de esquí de Candanchú, en el tramo altoaragonés de los Pirineos, pero ellos se dedican a hacer experimentos de física de partículas, protegidos por la montaña misma de las radiaciones insoportables en las medidas de, alta precisión que toman en sus detectores. El equipo del Laboratorio Experimental de Canfranc son 12 investigadores españoles, siete rusos y seis estadounidenses, bajo la dirección de Angel Morales (catedrático de Física Nuclear de la Universidad de Zaragoza), apoyado muy de cerca por su hermano Julio.Tras 10 años de trabajo, el único laboratorio subterráneo de física de partículas que hay, en España tiene todo preparado para su próxima inauguración oficial, en abril, de unas buenas instalaciones. Tres modernos detectores de partículas, diseñados y construidos en esta colaboración internacional, atraen toda la atención de este grupo. Con ellos quieren hacer experimentos que descarten o confirmen algunas interesantes hipótesis sobre la materia oscura del universo.

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"El túnel de Canfranc, perforado a principios de siglo, dejó de utilizarse en los años sesenta. Tras años de múltiples gestiones logramos que nos dejaran utilizarlo para hacer experimentos de fisica", recuerda Ángel Morales. Por fin, en 1985, instalaron sus dos primeros detectores en unas pequenas cavidades que estaban hechas en el túnel a 700 metros de la entrada sur. Después logra ron equipar para sus.experimentos dos casetas sobre la vía. Has ta que llegó la construcción del nuevo túnel de carretera. A cambio de dejar la vía libre para la obra, han logrado que les perforen en la roca basáltica de la montaña una sala experimental de 200 metros cuadrados, donde han situado los tres nuevos detectores que, sin esperar a la apertura oficial, están ya funcionando y proporcionando resultados.

En los Alpes y en el Cáucaso

Para llegar a este centro científicos subterráneo hay que recorrer casi tres kilómetros del viejo túnel desde la entrada por la vertiente . española.. Hacia el norte queda otra distancia aproximadamente igual hasta la salida francesa; y hacia el este, a poco más de un centenar de metros en el punto de máxima aproximación, la carretera transcurre por la nueva galería paralela a la abandonada del ferrocarril.

Bajo los Alpes, en el túnel de Frejus; bajo los Apeninos, en la nueva galería del Gran Sasso, y en el Cáucaso (Baksan) están1as únicas instalaciones del tipo de la de Canfranc. Los objetivos que los físicos persiguen en esos laboratorios son muy similares. Otra opción elegida para realizar estos experimentos subterráneos es aprovechar antiguas minas, como las de Homestake y Soudan, en EE UU, o la Kamioka, en Japón. En Canadá está en marcha un nuevo gran laboratorio bajo tierra, el SNO.

Son realmente muy poco sitios en el mundo y todos, tienen en común buscar el refugio necesario bajo enormes cantidades de roca que actúen de pantalla para interceptar las radiaciones naturales -como los. rayos cósmicos- o artificiales, que contaminarían los registros.

Pero esa enorme cantidad de roca no es suficiente para garantizar que la pureza de los experimentos tan sutiles como éstos, así que, además, los expertos aislan los detectores con blindajes especiales. Por ejemplo, los de Canfranc están protegidos por bloques de plomo fundido hace 2.000 años, que es particularmente poco radiactivo.

Barreras de plomo

En el laboratorio, una enorme jaula compuesta por dos barreras de plomo (el más antiguo de origen romano y otro de unos 80 años de antigüedad) forrada de unas plantas de cadmio y finalmente protegida por una pared de polietileno preside la sala principal de experimentos. Es el detector Igex, formado por unos cuatro kilos de germanio enriquecido aportado por los investigadores rusos.

Del blindaje, así como de la electrónica de los experimentos y del tratamiento de datos, se encargan los científicos de la Universidad de Zaragoza, donde se han diseñado y construido parte de los equipos. Además, los españoles aportan las instalaciones del túnel. Los estadounidenses también participan en los detectores Igex y Cosme de Canfranc. Por su parte, el grupo de Morales participa en investigaciones similares que se realizan en Estados Unidos (Homestake) y en Rusia (Baksan).

El presupuesto para todo. esto es exiguo, apenas 25 Millones de financiación de la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología, más la aportación de la Universidad de Zaragoza y la que hacen los investigadores extranjeros en forma de equipos. Un túnel abandonado, empeño científico y experimentos interesantes dan mucho de sí.

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