Los visitantes de parques nacionales acuden en busca de espectáculo
Doñana y el Teide son los escenarios que más decepciona
Cuatro millones de personas visitan anualmente los nueve parques nacionales españoles. La mayoría acuden buscando escenarios románticos y estéticamente placenteros. Un rasgo domina entre sus elementos de atracción: el paisaje tiene que ser frondoso, exuberante de vegetación y con agua abundante, según la tesis doctoral de la bióloga Marta Múgica. Los paisajes áridos, por mucho interés ecológico que contengan, no son apreciados. Así, Doñana y el Teide suelen decepcionar cuando se recorren en verano.
Éstas son algunas de las conclusiones a las que ha llegado Marta Múgica de la Guerra, tras entrevistar a más de 1.500 visitantes de parque s nacionales. Muchos de los turistas de la naturaleza confían en contemplar auténticos zoológicos y se marchan decepcionados. Otros, los domingueros, buscan un entorno apacible para comerse la tortilla en compañía de su familia. El viernes mismo, el Consejo de Ministros limitó el acceso al Parque Nacional de Ordesa (Huesca) a un máximo de 3.000 personas a la vez.El parque nacional de Doñana será probablemente uno de los más conocidos de España, pero los visitantes que acuden a recorrerlo en verano salen decepcionados porque lo encuentran "seco y vacío de animales". La misma impresión sacan quienes acuden al parque nacional del Teide, un espacio volcánico y árido.
Ninguno de estos parques figura entre los más atractivos para los visitantes. Sus paisajes no están asociados a la imagen convencional de lo que se entiende por parque nacional. Al público que acude a visitar estos enclaves le gustaría ver muchos animales, como los que pueden verse sin salir del coche en los safari-parks.
"Los paisajes áridos son muy difíciles de digerir. El público relaciona los parques nacionales con los paisajes fértiles, con mucha agua, mucha vegetación. Esta cultura forma parte de la herencia genética de la antigüedad, cuando se creía que era más fácil sobrevivir en este ambiente, gracias a los recursos que proporciona la vegetación. El paisaje árido se relaciona con la pobreza, la falta de un medio de vida", afirma Marta Múgica, de 29 años, del Centro de Investigación de Espacios Naturales Protegidos Fernando- González Bernáldez, en Madrid.
Esta cultura se mantiene tan vigente que los visitantes a parques nacionales como Doñana o Teide se sienten frustrados tras efectuar el recorrido a estas reservas. No conciben que Doñana esté seco en verano, como así debe ser, y que los animales estén ausentes o escondidos. Los visitantes de ambos parques tienen algo en común. Son ocasionales y responden por lo general a la idiosincrasia del turista. Van al parque porque está incluido en un paquete comercial o porque ese día hace malo para ir a la playa. Esto no ocurre con los visitantes extranjeros, que parecen estar más sensibilizados que los españoles por las cuestiones ecológicas.Los parques de Covadonga y Ordesa son los que mejor responden al estereotipo. La mayoría de sus visitantes son grupos de jóvenes con un nivel de estudios elevado y una sensibilidad hacia los temas de medio ambiente.
En cualquier caso, las visitas a los parques no suelen pasar de la media hora y si los parques dispusieran de accesos para acudir hasta el corazón de estas reservas, pocos dudarían en llegar hasta ellos sin bajarse del vehículo. El director del Parque de Covadonga, Javier de Sebastián, suele contar que más del 80% de los visitantes de esta zona sólo suben a visitar los lagos y apenas se alejan 200 metros del coche.
Además, la mayoría van desprovistos de calzado adecuado -botas para caminar- y de guías suficientemente explicativas de los tesoros naturales y su ubicación. Esta carencia es algo- ques. Según Marta Múgica, "es notoria la falta de documentación y de guías en español; algo común en la mayoría de los parque deberían cuidar los responsables de su conservación y gestión. La información que se facilita no es buena".
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