A propósito del conflicto con Canadá
El actual enfrentamiento entre la Unión Europea y Canadá ha coincidido con otro entre el Gobierno canadiense y una familia europea (por nacimiento).Junto con nuestro hijo, estamos decididos a renunciar a nuestra ciudadanía canadiense como protesta contra el desarrollado proteccionismo con el que se encuentran aquí, especialmente en Quebec, los recién llegados con un alto nivel de educación.
Se puede entender de alguna forma que los empleados lleven a cabo actos de proteccionismo, pero es algo muy distinto cuando dicho proteccionismo es, en realidad, una política oficial implícita.
Citemos dos ejemplos:
1. Cuando los candidatos a emigrar a Canadá presentan sus solicitudes en las embajadas canadienses les dicen que hasta que reciban su ciudadanía tendrán los mismos derechos que los demás canadienses, con una única excepción: el derecho al voto. Aquí, sin embargo, los inmigrantes aprenden que hay más de una excepción (por ejemplo, si solicitan un empleo, el Comité de Servicios Públicos de Canadá les envía una carta diciendo: "Se otorga preferencia a los ciudadanos canadienses"; todavía guardamos la carta que recibimos).
2. Si los recién llegados con alto nivel de educación tienen el título de doctor se enfrentan a un dilema muy duro: sacrificar su dignidad o su ciudadanía canadiense. La razón es que los funcionarios del Gobierno se burlan de ellos: por una parte, no se reconocen sus estudios de doctorado, pero, por otra parte, cuando solicitan una beca (mientras estudian para obtener un doctorado aquí) se les dice: "Lo sentimos: no puede usted recibir una beca porque tiene un doctorado". Y la burla no se detiene ahí: las respuestas a todas las quejas por esta contradicción flagrante insinúan que no existe contradicción, lo, que supone otro insulto a la inteligencia. (Pueden encontrar más ejemplos de proteccionismo en el resumen adjunto, enviado a los medios de comunicación de Canadá).
Muchos recién llegados se dan ahora cuenta de que la imagen atractiva de Canadá que tenían en el pasado fue artificialmente creada y mantenida por una serie de hipócritas promesas y explicaciones de la situación en Canadá dadas a los candidatos a emigrar a ese país
A los últimos recién llegados de Europa del Este se les garantizó explícita o implícitamente que encontrarían trabajo en Canadá. La inmensa mayoría de esas personas han dejado puestos fijos y vendido sus propiedades para venir a Canadá, algo que muchos de ellos nunca habrían hecho si hubieran sabido la clase de proteccionismo que encontrarían aquí.
Consideramos que otro caso de hipocresía se está manifestando en la posición oficial canadiense en relación con la crisis pesquera. -
La posición podría parecer justa y comprensible si no se supiera que el Gobierno canadiense emplea de hecho un doble rasero.
Por un lado, los ecologistas han sido detenidos y perseguidos judicialmente (por ejemplo, personas que protestaban contra la destrucción de los bosques en la Columbia Británica y contra los daños medioambientales del polémico proyecto de Hydro-Quebec para la presa de Sainte Marguerite), mientras que, por otro, el Gobierno de Canadá afirma que está salvando para la humanidad las poblaciones de fletán negro (como ha declarado el primer ministro, Jean Chrétien) y ha lanzado un virulento ataque (en defensa propia), especialmente contra los países europeos, a los que acusa de haber destruido esta especie en Europa y venir ahora aquí, a Canadá, a hacer lo mismo (como ha afirmado el ministro de Pesca, Brain Tobin).
En lugar de utilizar retórica barata, Canadá debería responder primero a dos preguntas básicas:
1. ¿Quién ha contribuido más a la reducción de las poblaciones de fletán negro?
2. Teniendo en cuenta que la zona de pesca en disputa está fuera de aguas canadienses, ¿quién ha autorizado a Canadá para convertirse en el policía medio-ambiental del mundo? España no es un país que aparezca a menudo en nuestras noticias. ¡Qué gran oportunidad -incluso con el conflicto actual- para que España promocione su país, su cultura y sus gentes!
Ambos países, Canadá y España, son naciones con pueblos que tienen un estilo de vida que debe conservarse. La respuesta para conseguirlo no está en las restricciones en los viajes a su país, ni en la sobreexplotación de la pesca, ni en la diplomacia de las cañoneras.Los canadienses, de hecho, están deseosos de conocer la forma de vida española. Estoy seguro de que, gestionándolo adecuadamente, se puede capitalizar el turismo incluso en estos momentos conflictivos.- Fabian Poulain. Sydney, Nova Scotia (Canadá).
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