De la calceta al escenario
Doce jubilados buscan desde hace ocho años el aplauso de los aficionados al teatro
Hay a quien la vocación teatral le llega a los 60 años. Entonces pone a un lado la gravedad propia de señora o señor jubilado y se deja atrapar por las tablas. Es el caso de los Galileo's Boys. Con sus 65 o 75 años a cuestas, se suben a los escenarios de la región de la mano de Arniches, Alfonso Paso o Enrique Jardiel Poncela. Sin complejos. Dicen que para hacer reír a los demás. Luego reconocen con. sonrisa pícara que el aplauso tira mucho. Y añaden también una razón terapéutica: ejercitar la memoria, que comienza a fallar. "Me levanto siempre a las siete de la mañana para aprenderme el papel", explica Enrique Martínez.Los Galileo's Boys han recorrido en ocho años los teatros de toda la región, incluidos los de las cárceles de Alcalá-Meco, Carabanchel y Yeserías.
Son 12 componentes, todos jubilados. Ahora que han criado hijos y nietos dedican su tiempo al teatro, su pócima para mantenerse jóvenes.
Manuel Iglesias, de 75 años, lleva la batuta del grupo. No en vano fue suya la idea de crear hace ocho años una compañía de teatro. En el Centro Cultural Galileo, en Chamberí, le pusieron todas las facilidades. Allí es donde empezó a fichar talentos. Si su olfato no le traicionó en los años sesenta y setenta como productor de cine cómico, no le iba a fallar ahora. "Tardé meses en encontrar personas con entusiasmo para formar el grupo", cuenta Iglesias. La mayoría se echaba para atrás: "Uf, yo, a mis años, no soy capaz", decían muchos. "Convencí a 10 o 12 que en su vida habían pisado un escenario, y yo, en plan tirano de Bergerac les impuse una disciplina férrea para aprender a actuar", prosigue orgulloso.Ya queda lejos el día de 1987 en que se estrenaron en el Centro Cultural de San Fernando de Henares como compañía con el sainete Los polvitos de la paloma, de Arniches. Los decorados, trajes y atrezzo. corrieron de mano de los jubilados. El pasado viernes, minutos antes de que empezara la función Resucitó en Nochebuena, de Antonio Paso, en un centro cultural del barrio de Aluche, los actores recordaban el día de su debú y otros muchos de su carrera artística. Se lo toman en plan profesional, aunque sin cobrar un duro, ensayan tres días a la semana y ni por fallecimiento de un familiar cuelgan el letrero "se suspende la función".Sólo encuentran un obstáculo a la hora de poner en escena una obra. Manuel Iglesias lo explica: "En todas las comedias hay una pareja joven que se enamora". ¿Disfrazarse de jóvenes? Imposible. Así que Iglesias adapta las obras: los enamorados ya han cumplido los 60, son viudos y punto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.