El charlatán
Chalanes, sacamuelas, bocazas, lengüilargos, vocingleros, embusteros, farsantes y demás personajes que pertenecen a esa fauna autóctona tan singular se dan cita cada domingo en la soleada mañana del Rastro, utilizando su embaucadora palabra para endilgarte por poco dinero, desde un candelabro barroco hasta la pipa de un marinero.En ese ambiente de farsa y esperpento se encuentra en su salsa el charlatán, quien, haciendo gala de gran orador, es capaz de seducir a la gente atraída a su alrededor haciéndoles ver lo bien que se enhebra una aguja con la ayuda de un sencillo artilugio de metal, obsequiando al comprador con un bonito jarrón de escayola y un diamante para cortar cristal.
Éste es nuestro Rastro. Así es él. Si vuelves la vista a la izquierda, alguien te puede robar la cartera, bajo el pretexto de que has topado con un inspector de Hacienda, y si distraes la atención a la derecha, puedes ser víctima del charlatán, quien, a toda costa, tratará de venderte bisutería por oro, hojalata en vez de plata, o esmeraldas que, en realidad, son pequeños trozos de una botella rota.
En las próximas elecciones municipales el Rastro se trasladará de lugar. Es posible que en el mercadillo del pueblo, en el centro cultural, tal vez en cualquier otro lugar, surgirán charlatanes que te harán llegar, junto a una forzada sonrisa, la promesa de devolverte la cartera robada, jurando no volver a engañarte con más bisuterías baratas; asegurando, por otra parte, que el oro ha sido y siempre será el más noble metal, y que los cristales verde botella se habrán de tirar en contenedores, para después poderlos reciclar.
En estas elecciones de mayo, piensa que estás en el Rastro. Apártate del charlatán. No distraigas tu mirada a la izquierda o a la derecha, y vota a los que, como tú, miran de frente, adoptando la postura inteligente de la gente independiente.-
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