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TEATRO

El teatro Alfil anuncia su cierre

Elsa Fernández-Santos

La lenta agonía del Alfil parece haber llegado a su fin. La dirección del teatro anunció ayer que antes de un mes la sala dejará de funcionar definitivamente. Una deuda de 13 millones. con el propietario del inmueble ha acarreado lo que la actual dirección presenta como estocada final para este polémico escenario de la calle del Pez: un juicio por desahucio que se celebrará el jueves."Extrañamente, al propietario del inmueble se le acabó la paciencia", señala Carlos Romay, uno de lo! directivos de la sala, "y precisamente ocurre ahora, cuando tenemos una salida definitiva para la sala gracias al nuevo Consorcio para Rehabilitación de Teatros Romay afirma que el propietario Bautista Soler, dueño de más de 14 grandes cines de la capital, ni siquera ha querido hablar con ellos. "Quiere dejar libre de inquilinos la sala para, Construir un garaje", pronostica Romay.

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Los gestores de este centro de cultura madrileño basan sus dificultades económicas en la poca rentabilidad de una sala de teatro alternativo y en los gastos de insonorización que han acometido (15 millones en 1992, y seis millones más el verano pasado), así como en las medidas de seguridad. A ellos, hay que sumar nueve millones de pesetas adelantados en 1993 por el Ministerio de Cultura y la Comunidad de Madrid con cargo al futuro Consorcio para la Rehabilitación de Teatros.

Hasta ahora nada había podido contra este teatro. No habían logrado cerrar sus puertas ni la rabieta del entonces concejal de Centro, Ángel Matanzo (que, coincidiendo con una obra. que se burlaba de él, amenazó en 1.993 con cerrar el local), ni las constantes protestas de los vecinos.

Los directivos del Alfil alegan que podrían pagar su deuda con las nuevas ayudas oficiales

Un portavoz del propietario del Alfil, Bautista Soler -empresario que vive en Valencia y "no suele venir por Madrid" a pesar de que tiene sus negocios en la capital-, aseguró ayer que el teatro no dejará de ser un centro de cultura. "El Alfil ha tenido muchos inquilinos. Los de ahora no son los primeros, y no tienen por qué ser los últimos, pero si no pagan su deuda es normal que tengan que irse".

Para los directivos que gestionan la sala desde el año l 99 1, la deuda -"ridícula para un multimillonario como este señor"- puede saldarse en un plazo breve de tiempo, gracias a las ayudas del nuevo Consorcio para la Rehabilitación de Teatros. "Ellos saben que podemos pagar, pero su cambio (le actitud ha sido radical y no nos dan más tiempo".

"Nos dan una alegría"

Ayer, hasta los vecinos que tantas veces han protestado contra la sala se quedaron sorprendidos con la noticia. "Pues la verdad es que nos dan una alegría, pero no lo esperábamos", se sinceraba una vecina del primer piso del edificio donde está el teatro. "Se han portado muy mal con nosotros. Nadie sabe lo que es tener que aguantar todos los días la música alta, los ruidos. Que te duela la cabeza y no logres tener silencio, que el niño pequeño no se te duerma o que te vibre la cama. No hemos luchado contra la cultura, sino contra una sala mal acondicionada". Algunos vecinos, al ser interrogados por el cierre de la sala, añadían: "Nosotros no hemos cerrado el teatro, y ésta es una situación incómoda. Ni el Ayuntamiento ni nadie ha sabido llevar este asunto".

La deuda de 13 millones de pesetas se debe, según los directivos de la sala, al impago del alquiler de la sala -850.000 pesetas al mes más IVA- durante el último año. Ayer, la sala comunicaba su cierre difundiendo una nota en la que, además de anunciar el desahucio, apuntaba el "acoso" constante contra la sala del Ayuntamiento y de los vecinos -sólo dos o tres, según la nota- Y aunque el cierre es en último término consecuencia del cambio de actitud del propietario, los directivos siguen apuntando al Ayuntamiento como principal instigador. La nota incluso se desmarca de la Comunidad de Madrid, "la que más cerca ha estado y está de nuestro problema y que no ha sido capaz o no ha podido tomar decididamente en sus manos la salvación del teatro".

El equipo del Alfil, que se define "desmoralizado por la intransigencia de Ayuntamiento y vecinos", añade que mantendrán las representaciones hasta el momento en que se ejecute la orden de desahucio.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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