El desplome de la peseta arrastra a la Bolsa

La peseta vivió ayer otra jornada negra, a la que se sumó la Bolsa. Después de perder un 3% el lunes, la moneda española retrocedió otro un 2% frente a la alemana, hasta cerrar por encima de las 92 pesetas por marco en Europa. La Bolsa cayó un 2,26% hasta el mínimo del año, arrastrada por las expectativas de caída de la peseta. La mayoría de analistas cree que la moneda española, pese a la devaluación, se situará de nuevo al borde del Sistema Monetario Europeo y que su salida será inevitable. El deterioro de las perspectivas de crecimiento, a causa de la devaluación, se añade a las presiones que ya soportaba la peseta por la caída del dólar y sus divisas europeas más afines (franco y lira) y la crisis política doméstica.La confusión fue aún mayor tras las declaraciones del ministro de Economía, Pedro Solbes, a RNE, asegurando que una devaluación del 11% o el 12%, como solicitó España al Comité Monetario de la UE, "nos hubiera dado más tranquilidad". Analistas españoles recibieron llamadas de gestores de fondos estadounidenses y europeos consternados por esta afirmación. "¿Debe la peseta entonces estar más abajo?, se preguntaban. "Las declaraciones de los altos cargos de Economía se suceden con demasiada ligereza y han transmitido al mercado la idea de que la devaluación del 7% no es suficiente", critica Juan Pérez Campanero, de J P Morgan.

Nada parece indicar que la presión sobre la peseta vaya a ceder. Los inversores desconfían cada vez más de la capacidad del Gobierno español para hacer frente a los efectos que está provocando la devaluación: de un lado, las presiones inflacionistas derivadas de las importaciones más caras y, de otro, el encarecimiento de la financiación del Tesoro -por las subidas de tipos de la deuda-, que exigirá mayores recortes presupuestarios. Todo ello en un escenario de menor crecimiento.Descenso del 4,2%

Tras la estrepitosa caída del lunes, una vez conocida la devaluación del 7%, la moneda española rebasó ayer nuevos mínimos históricos. En los dos días que lleva cotizando en sus nuevas bandas de fluctuación en el SME, la peseta ha perdido casi un 5% sobre el último cambio del viernes (casi cuatro pesetas). En Nueva York, donde el dólar siguió su desplome -cerró a 90,16 yenes- ante la indiferencia de la Reserva Federal, la moneda española cayó arrastrada hasta superar, al igual que había sucedido en Europa, las 93 pesetas por marco. A este nivel, le queda un margen adicional de caída de 6,08 pesetas.

La debilidad de la peseta arrastró a la Bolsa española al nivel mínimo de este año. Cedió un 2,26%, 6,35 puntos, que sitúan el índice general de Madrid en el 274,41%. Un impacto casi tan negativo lo está teniendo la situación política, señalan los analistas. No tanto por el momento actual, sino por la aparente imposibilidad de que cambie a corto plazo.

La sesión comenzó con pequeños recortes, que cobraron fuerza a medida que la peseta se debilitaba y la rentabilidad de la deuda se acercaba al 12,5%. El diferencial con Alemania, que mide la prima que se exige al país para atraer la inversión, se situó por encima de los 5,05 puntos, el nivel de Italia hace pocos meses.

Para analistas y operadores, el fondo de la cuestión está en la desconfianza creciente hacia el sistema financiero español, mayor día a día y que parece que va a mantenerse paralela a la evolución de la peseta y a la situación política. Los posibles beneficios de la devaluación de la moneda española para las empresas quedan relagados a un segundo plano, al igual que sucede con las cifras fundamentales de la economía, sobre todo las referentes a beneficios empresariales.

En Europa todos los mercados registraron recortes, destacando París con un 1,39% debido a la debilidad del franco frente al marco alemán. Londres perdía un 0,83% y Francfort el 0,82%, al tiempo que Wall Street cerró con una caída de 34,9 puntos.

Pedro Solbes perdió ayer una oportunidad para explicar en el Senado las causas de la devaluación, informa Salvador Arancibia. Quizás lo hizo para reservarse a su intervención de hoy ante la comisión de Economía del Congreso donde acudirá a petición propia. Solbes lanzó algunos interrogantes: "¿Por qué estamos peor que otras monedas europeas?". Su respuesta fue simple: "Porque en agosto de 1993 [cuando se decidió ampliar las bandas hasta el 15%] ya estábamos peor" y ello ha llevado a que la peseta "sufra antes las consecuencias de la caída del dólar". En los pasillos, el ministro descartó otra devaluación de la moneda española señalando que la aprobada "es más que suficiente para estar cómodos durante una temporada".