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SANIDAD

La mortalidad infantil se dispara en centros públicos de Nueva York

Decenas de niños recién nacidos en la ciudad de Nueva York mueren cada año o sufren lesiones graves para el resto de su vida debido a errores de médicos inexpertos y al trabajo malamente dirigido de enfermeras y comadronas en los hospitales públicos. La tasa de mortalidad en las primeras cuatro semanas de vida es un 80% más alta entre los niños nacidos en los hospitales públicos que en los privados, según un análisis realizado por The New York Times.

. Por cada mil niños nacidos con peso superior a 2,5 kilos al nacer mueren 1,8 en los hospitales públicos y solamente uno en los privados. No se puede saber con exactitud cuántos partos han sido- mal atendidos en la última década, dado que la mayoría de los informes sobre los errores médicos se mantienen en secreto incluso para los padres.

El análisis muestra también que los hospitales públicos tienen tasas significativamente altas en la mayoría de las categorías de lesiones graves en el nacimiento, incluso tomando en consideración las diferencias en el estado de salud de las madres.

Algunos hospitales y responsables sanitarios conocen el problema desde hace años, pero han hecho todo lo posible para mantenerlo en secreto, ante el temor de perder la confianza de los ciudadanos y de recibir una oleada de demandas legales.

Partos sin médico

En un informe de 1992 que jamás se hizo público, la inspectora Elizabeth Holtzman analizó 64 casos de niños con daños cerebrales o irreversiblemente mutilados debido a negligencias en los paritorios. En un tercio de los partos no estaba presente un médico suficientemente formado, incluso cuando las complicaciones eran evidentes antes del alumbramiento, dice el informe.

Una cuarta parte. de los 130.000 nacimientos anuales en Nueva ' York se producen en los centros públicos, regidos por una corporación que cuenta con 11 hospitales, 76 clínicas y cinco centros para enfermos crónicos. Es el sistema hospitalario urbano más grande de Estados Unidos y lo utilizan uno de cada cinco habitantes de la ciudad.

Los desastres en las salas de parto empezaron a aumentar hace una década, cuando una oleada de inmigrantes procedentes del Caribe, América Latina, China y la URSS empezó a abarrotar los viejos hospitales, aumentando la presión sobre el personal sanitario, ya de por sí sobrecargado.

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