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Jauría en la pocilga

70 cerdos mueren de hambre tras enzarzarse varios días en una lucha a bocados por su supervivencia

Javier Casqueiro

Ni la cal viva, blanca y de olor fresco, ha podido sepultar el hedor de la pocilga en la, que 70 hermosos cerdos de cebo de unos 90 kilos de peso pugnaron durante semanas contra su amenazada supervivencia. Un día indeterminado de las pasadas Navidades fueron abandonados por el encargado de una granja de la multinacional del sector Comana Nanta a las afueras de Colmenar de Oreja. Desde entonces se desconoce cuál pudo ser su comida o su bebida. Se sabe ' eso sí, que han fallecido de hambre y que sus cadáveres han sido enterrados inflados y mutilados por sus propios mordiscos.

Antonio García es todo un personaje, de profesión constructor y alcalde de un pueblo de película, Colmenar de Oreja (5.300 habitantes), plató improvisado de la serie televisiva Villarriba y Villabajo. Los parlamentarios de la comisión de investigación del Congreso sobre Luis Roldán le conocen como Papá Nóel. El ex director general de la Guardia Civil le adjudicó directamente obras por valor de más de 2.000 millones de pesetas.

García está tan preocupado estos días con una piara de gorrinos de su pueblo como el alcalde de la ficción cinematográfica interpretado por el actor Ángel de And7rés con su empresa de embutidos cárnicos. Antonio García asegura que no, pero recela de que esta matanza, si trasciende, pueda malear la imagen ganada por sus vecinos los colmenaretes en sus intervenciones como figurantes para la televisión.

La semana pasada, un funcionario del Ayuntamiento se acercó a la finca La Lebrera, a unos 12 kilómetros en dirección a Villarrubia por el camino de la Adeuela, en busca de orina de puerco para utilizarla como abono de unos terrenos. Y es que los fondos de las pocilgas se aprovechan como fosas sépticas. El funcionario municipal no tuvo que llamar a la puerta de esa antigua fábrica de la firma Porcícola Segrers que Comana Nanta adquirió para saldar una deuda. Nadie le franqueó el paso. Regresó y comentó que el encargado de esas naves porcinas se había esfumado con su familia y que lo de aquella empresa olía muy mal.

Fernando, el jefe de la policía local, explica que inmediatamente se presentó el viernes pasado con otro agente en la finca para comprobar qué sucedía. El responsable de otra explotación cercana les sirvió de guía y les comentó que el encargado de las naves, Jesús Fernández Suela, natural de Calera Chozas, Toledo, se había marchado en los primeros días de enero, es decir, hace algo más de mes y medio, con su esposa y su, hija. Ese encargado confirmó este extremo ayer a este periódico.

Dos cerdos tumbados, muertos e hinchados aparecieron ante los ojos del jefe de la Policía Municipal y de su acompañante fuera de las pocilgas. Se asomaron al pasillo central de la nave y rápidamente vieron otros dos animales con las mismas características. No profundizaron más. Las emanaciones de la fosa séptica, los excrementos solidificados y los cuerpos en descomposición de algunos de los puercos les echaban hacia atrás.

Ya desde el Ayuntamiento llamaron a la veterinaria del Servicio de Producción y Sanidad Animal de la Comunidad, asentada en Aranjuez. Los inspectores municipales y regionales se presentaron en el lugar y ordenaron el traslado de los 70 cerdos -de cebo y de unos siete u ocho meses- en camiones hasta el vertedero municipal, donde fueron enterrados inmediatamente a varios metros de profundidad 'y con cinco camiones de cal sobre sus lomos.

Un cerdo, en esa edad perfectamente comercial, puede aguantar algunos días sin comer. El problema fundamental es la deshidratación. Sin ingerir agua no soporta cuatro días. La Unión ' Europea está debatiendo precisamente un límite de 24 horas para los traslados de estos animales en fracciones de ocho horas para darles de beber. Cuando los cerdos llevan días sin comer o beber se atacan entre ellos. Así ha sucedido en La Lebrera, aunque no se ha precisado todavía la fecha exacta de su muerte. Varías fuentes han corroborado que los puercos aparecieron mordisqueados.

Fernando Mirat, jefe del Servicio de Producción y Sanidad Animal de la Comunidad, confirmó que se ha iniciado el procedimiento administrativo para estudiar posibles sanciones contra la empresa por vulnerar la ley de protección de animales domésticos (250.000 pesetas) y la ley de epizootias (100.000 pesetas) por no enterrar a los gorrinos.

ElAyuntamiento ha clausurado esta instalación que se había instalado en este enclave hace cinco años. No hay otras de cerdos en el municipio. Responsables de la empresa Comana Nanta han remitido rápidamente: a la corporación un aval de un. millón de pesetas para hacerse cargo de los primeros gastos. Al alcalde le han afirmado, encogiéndose de hombros que no saben el motivo de la fuga de su empleado. Éste, en su huida, apenas tuvo tiempo' para soltar las persianas de su casa. Este periódico no ha podido localizar a ningún portavoz de la empresa.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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