"Blues" de la marisma

Chano Domínguez podría ejemplarizar a la perfección al creador natural que desecha de inmediato cualquier elemento incompatible con su sensibilidad. Su música discurre sobre un continuo en el que no es visible ni la cabeza del jazz ni la cola del flamenco. De su piano salen notas luminosas, densas y aromáticas, inspiradas al alimón en la breve pero sumamente fecunda historia de estas dos grandes formas expresivas.En concierto, el pianista gaditano libera sus deliciosas piezas originales (Pa mi niño) y sus espléndidas recreaciones dé clásicos (Nardis) de cualquier atadura que pudiera coartar la espontaneidad y el espíritu cooperativo del grupo: a la imperiosa voz de mando de la creación inmediata, lo escrito se repliega cortésmente para dejar paso a lo improvisado. Javier Colina, cada vez más jondo, y Jordi Rossi, alternando con imaginación las baquetas, las escobillas y las manos desnudas, cubren los ángulos imaginarios de una música homogénea que a partir del blues y el swing evoca vívidamente el mundo de la marisma y el finito.