El PSD aspira a que Cavaco suceda a Soares en la presidencia de Portugal
Los socialdemócratas portugueses (PSD) quieren que Aníbal Cavaco Silva sea su candidato en las próximas elecciones presidenciales para suceder a su eterno rival, el socialista Mario Soares. El primer ministro sonríe y calla. Es con esta aparente naturalidad y con un ritual muy estudiado que el PSD dio ayer por cerrada la era del cavaquismo. Los socialdemócratas se fijan el objetivo que persiguen sin éxito desde 1974: "Una mayoría, un gobierno, un presidente".
El duelo entre Joaquim Fernando Nogueira el continuador, y José Manuel Durao Barroso el matador por la sucesión de Cavaco Silva en el liderazgo del partido, domina como estaba previsto los debates del 170 congreso del Partido Socialdemócrata (PSD). En los bastidores del Coliseo de los Recreos de Lisboa, partidarios de ambos candidatos ya, negociaban ayer la composición de la- próxima dirección del partido.Según un sondeo realizado por el semanario Expresso a la entrada del congreso y al que se sometieron cerca de la mitad de los 1.063 delegados con derecho a voto, Durao Barroso es el favorito con un 46,6% frente al 41,4% de su adversario.
La mayoría de los analistas prefiere hablar de un empate que los discursos de los dos candidatos no ayudaron a disipar. Ninguno aportó argumentos nuevos para el debate.
Nogueira habló cerca de 45 minutos sin conseguir entusiasmar a la platea, pero fue el más convincente a la hora de garantizar que, con él en el liderazgo, el legado de Cavaco será bien guardado y que la transición se hará sin sobresaltos ni cambio de rumbo brusco. Tiene a su alrededor las personalidades más destacadas del aparato del partido.
Barroso fue más agresivo y también más aplaudido, sobre todo gracias a los numerosos militantes de la juventud del partido que llenaban las tribunas de los invitados y observadores.
El tercer candidato, Pedro Santana Lopes, ex secretario de Cultura, que se presentó prácticamente aislado y, que deberá retirarse de la competición antes del voto de esta tarde, fue el autor de las propuestas más innovadoras y polémicas.
Lopes pidió fa separación de los cargos de presidente del Gobierno y del partido -una posición de claro rechazo a toda coalición poselectoral con los socialistas- y la reforma del sistema electoral portugués -con la reducción del número de diputados y la elección de cada uno por sufragio uninominal- antes del fin de la actual legislatura.
En un punto están todos de acuerdo: la salida de Cavaco cierra un ciclo de la vida del partido y del país, pero están convencidos de que la alternativa no se halla en la oposición, sino en el propio PSD.
Barroso señaló algunas de las cosas que el partido debe corregir para reconquistar el electorado perdido: habló de la necesidad de modernizar el partido, abrirlo al diálogo con la sociedad civil y la juventud, de prestar más atención al electorado urbano y a los problemas de las grandes ciudades y consideró "una vergüenza para el mayor partido portugués que los ayuntamientos de, todas las capitales, incluida Lisboa, estén actualmente en manos de los socialistas".
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