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El cerco se estrecha

El cerco se va estrechando, pero al menos ha conseguido eludir la cárcel durante casi mes y medio. A Rafael Vera, de 50 años, ex secretario de Estado para la Seguridad y máximo responsable durante doce años de la lucha antiterrorista, se le considera ya en capilla para ingresar en prisión después de que el juez Manuel García Castellón rechazase ayer la recusación y el caso GAL volviese a manos de Garzón.Si el catedrático, Manuel Cobo del Rosal no saca de la chistera otro conejo como el de la doble recusación de Garzón y Bueren -magistral golpe que ha conseguido tener entretenida durante dos semanas a media Audiencia Nacional-, a Vera sólo le queda ya la posibilidad, bastante remota, dé que el Tribunal Supremo admitiese su querella contra Garzón, lastrada hoy por dos informes del ministerio fiscal contrarios a la admisión.

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A principios de enero, Vera denunció a Garzón por presuntas coacciones a su ex secretario, Juan de Justo, durante el interrogatorio que precedió al fulminante ingreso en prisión de éste. Paralelamente, Garzón contratacó consultando al, Tribunal Supremo, con el visto bueno previo del fiscal, si Vera era aforado o si podía proceder contra él en el caso GAL. Las acusaciones de malversación y evasión de capitales por haber ordenado supuestamente la entrega en Suiza de 200 millones de pesetas a los ex policías José Amedo y Michel Domínguez, se extendían también al supuesto encubrimiento del secuestro de Segundo Marey, la tentativa de su asesinato y un delito de falsicación. Vera amplió su querella inicial contra el magistrado y le acusó de haber ocultado datos de un encuentro con Michel Domínguez antes de pasarse a la política.

Último frente

La recusación de Garzón por Juan de Justo abrió un último frente que podría haber incidido en la defensa del ex secretario de Estado. A partir de ahí, las resoluciones judiciales comenzaron a caer como mazazos: el Tribunal Supremo dictaminó que Vera carecía de fuero y el juez Bueren rechazó la recusación de De Justo.

Horas antes de la comparecencia de Vera ante Garzón, el pasado 3 de febrero, una jugada defensiva sin precedentes, la doble recusación de Garzón y de Bueren, consiguió dos semanas más de plazo para Vera, por más que el resultado, tras quince días de trámites, se adivinase tal y como ha sido. Los augurios para que el Supremo admita la querella son desfavorables y el Constitucional queda muy alto y no paraliza. Fuentes de la Audiencia Nacional dan por hecho que si Vera apela al secreto por razón de su cargo irá directamente a prisión. Ahora le toca a la defensa mover ficha.

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