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González pide a los salvadoreños que no se enriquezcan unos a costa de otros

Felipe González instó ayer a las fuerzas políticas salvadoreñas a "terminar de cumplir los Acuerdos de Paz" que pusieron fin, hace tres años, a la guerra civil y a asentar la democracia distribuyendo mejor la riqueza entre los habitantes del país, sin prosperar los unos a costa de los otros. El presidente del. Gobierno español hizo este doble llamamiento ante la Asamblea Legislativa de El Salvador, reunida en sesión solemne para escuchar su discurso, que adquirió a veces tonos líricos.

Cuando tan sólo falta un mes y medio para que se retire de El Salvador la Misión de Naciones Unidas (ONUSAL) que ha acompañado el proceso de paz, González pidió al Parlamento que "apueste política y presupuestariamente por las nuevas instituciones" de la de mocracia, que ya. no serán tuteladas por la ONU. Entre las prioridades, mencionó la reforma de la Administración de Justicia y la Procuraduría para los Derechos Humanos. No basta, sin embargo con que estos nuevos órganos echen a andar. Para consolidar la paz hay que "dar a cada ciudadano lo que le corresponde por derecho en el desarrollo armónico dé la sociedad". "Todos", prosiguió, "han de evitar, la tentación de enriquecerse a costa de los demás" porque "los beneficios de la paz podrían difuminarse" González aseguró además que España seguirá estando "presente en la nueva etapa de reconciliación y reconstrucción nacional" como lo estuvo en la anterior, cuando llegó a contar con 150 oficiales de las Fuerzas Armadas y 140 policías en ONUSAL.

Ahora se comprometió a mantener todo este año la presencia de profesores españoles en la Academia Nacional de Seguridad Pública, en la que se forman los agentes con talante democrático, y a enviar algunos para ayudar a la nueva policía salvadoreña en su lucha. contra el crimen organizado.

"Procuraremos que al apoyo español se sume también el de la Unión Europea", añadió González para intentar proporcionar a El Salvador parte de los 137 millones de dólares (18.000 millones de pesetas) que su Gobierno reclama para, llevar a cabo los proyectos previstos en los Acuerdos de Paz.

Hizo además González una mención a los asesinatos, en 1989, del rector de la Universidad Centro Americana, Ignacio Ellacuría, y otros cinco jesuitas, todos excepto uno españoles, por, miembros de las Fuerzas Armadas. Reiteró, como lo había hecho la víspera en la capilla Monseñor Romero de la UCA, que sus muertes no fueron inútiles porque dieron paso "a la aceptación por todos de que una solucón negociada al conflicto era tan inevitable como necesaria"

Fue en su conclusión, cuando se dejó llevar, por la retórica: "Estoy convencido de que la semilla de la reconciliación germinó en tierra fértil, una tierra regada con las lágrimas de un inmenso dolor, pero que hoy recibe las aguas fecundas del amor y la colaboración".

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