Bossi cierra el congreso de la Liga sin decir si apoyará al candidato de la izquierda
La Liga Norte vuelve al centro político, "sin optar, por ahora", entre ninguno de los dos grandes bandos en liza ni aclarar si apoyará o no a Romano Prodi, candidato a primer ministro del centro-izquierda en unas eventuales elecciones que la Liga teme tanto como para desear, sobre todo, que dure el Gobierno de Lamberto Dini.
Umberto Bossi clausuró ayer en Milán, con esta incertidumbre, el congreso de la crisis del movimiento lombardo, que ha adoptado el nombre de Liga Norte-Italia Federal para poder asumir toda la protesta contra Silvio Berlusconi."La decisión del líder de la Liga Norte de arrojarse en brazos de la izquierda" ha introducido a Italia "en una fase oscura, con la democracia patas arriba y en la que nos gobierna una mayoría que en el país real es minoritaria", dijo Berlusconi, durante un largo discurso que dirigió por teléfono a los 250 delegados y 350 invitados que participaron, en Génova, en la fundación de la Liga Italiana Federalista. Se trata del nuevo partido berlusconiano promovido por una parte de los más de 50 parlamentarios de la Liga Norte que han abandonado a Bossi.
Entre ellos, no se encontraba ayer Roberto Maroni, amigo personal y número dos hasta el sábado del polémico líder lombardo, que cuenta aún con más de 100 representantes en el actual Parlamento.
"Sufrimos una hemorragia, pero no es por hemofilia", afirmó, por su parte, ayer Bossi, tras enterarse de que otro senador de la Liga saldrá del partido y dimitirá de parlamentario, siguiendo el ejemplo de Maroni. Los fundadores de la Liga Italiana, el grupo disidente, eran anoche 19 diputados y 10 senadores, pero los promotores del acto aseguraban que esperaban nuevas adhesiones para hoy mismo. Fuentes de los disidentes indicaron días atrás que al menos otros 10 parlamentarios de la Liga securidarían la salida de Maroni.
En su discurso de clausura del congreso, Bossi puso en primer plano el objetivo de introducir nuevas normas reguladoras, del sistema televisivo, para poner fin al "monopolio antidemocrático" de Berlusconi. Otro caballo de batalla de la Liga será el autonomismo, que vuelve a primer plano a medida que la base del movimiento se reduce a su núcleo primigenio. Bossi blandirá esa bandera frente a una minoría independentista que aumenta de tamaño relativo a medida que se reduce el partido.
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