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El árbitro en el laberinto

El FMI busca la forma de obtener nuevos fondos tras la fuerte ayuda concedida a México

Antonio Caño

Dos brokers unidos por computadoras desde remotas esquinas del mundo pueden hoy mover enormes sumas de dinero de forma instantánea y sin control de Gobierno alguno. México es testigo de los efectos que esa práctica, cada día más extendida, puede tener sobre la economía de un país. La crisis de esa nación ha puesto en evidencia que se necesita un árbitro de' ese juego financiero o, más que eso, un servicio de emergencia al que se pueda recurrir como auxilio en caso de necesidad. El Fondo Monetario Internacional (FMI) podría ser ambas posas.La reestructuración del FMI para adaptarlo al nuevo mundo de movimiento masivo de capitales y mercados interrelacionados fue ya debatida durante la pasada conferencia de Madrid, pero sólo ahora, cuando se ha encendido la luz roja de alarma en México, los países más desarrollados han comprobado su urgencia.

La reunión de ministros del Grupo de los Siete, el fin de semana pasado en Toronto. (Canadá), ha abordado con polémica ese tema durante su reunión. La Administración norteamericana ha pedido públicamente que el FMI se prepare para dar respuesta a futuras crisis similares a la de México.

Y el propio Fondo Monetario Internacional ha advertido de la necesidad de que sus Estados miembros actúen con generosidad y diligencia para dotar a ese organismo de los instrumentos y el dinero que serán necesarios para que asuma un nuevo papel de mayor protagonismo.

"Estamos en un contexto muy diferente, con mercados globalizados y con comunicación instantánea, con grandes cantidades de dinero moviéndose en todas las direcciones y en todo momento. Y hoy los países no están protegidos -afortunadamente, por cierto- por controles artificiales de control del cambio y cosas así. En estas condiciones, el efecto que una crisis puede tener sobre un país puede ser tremendo", asegura el director del FMI, Michel Camdessus.

El senador norteamericano Bill Bradley advirtió que "es necesario empezar a crear los arreglos internacionales para manejar el siguiente México; Estados Unidos no puede ser simplemente el prestamista del último recurso".

Pero la realidad es que el FMI acudió en ayuda de México con 17.700 millones de dólares (unos 2,3 billones de pesetas), que han dejado sus arcas maltrechas, con capacidad de hacer frente a una sola crisis más de la envergadura de la mexicana, según fuentes de ese organismo de crédito. Si se añaden los más de 7.000 millones de dólares (900.000 millones de pesetas) de los que se habla. como ayuda para Rusia, la capacidad del FMI queda reducida, al mínimo.

El FMI necesita una fuerte inyección de fondos para que pueda cumplir con el papel al que parece destinado. "No pueden pedirme que actúe como red de seguridad si no me dan los recursos para ello", afirma Camdessus.

Los recursos sólo pueden venir de dos canales: de la emisión de derechos especiales de giro, como propuso el director del FMI en la conferencia de Madrid, y, fundamentalmente, de la ampliación de las cuotas de los países miembros. Es ahí donde se va a demostrar la verdadera voluntad de los Gobiernos, que se habían propuesto mantener inalterables las cuotas actuales por un periodo de, al menos, tres o cuatro años.

El FMI, que en el presente actúa como una especie de banco central del mundo y como un vigilante de la ortodoxia de las políticas económicas, va a tener que introducir algunos cambios en su estructura y en sus mecanismos si esa voluntad política de los países miembros se confirma.

Dos de los instrumentos que están en estudio actualmente son el de líneas permanentes de crédito a corto plazo pata países solventes y el de un fondo de estabilización del tipo de cambio. El primero se planteó para casos como el de México, el de países que cumplen con la política del FMI, pero que presentan problemas en un momento determinado. El segundo fondo está pensado directamente para Rusia y el respaldo al rublo mientras esa nación cumpla con planes de ajuste internos.

Críticas desde Europa

Varios gobiernos europeos, principalmente Alemania y el Reino Unido, sospechan que detrás del interés de Estados Unidos por aumentar el protagonismo del FMI se esconde el interés de la Administración de Bill Clinton de ocultar su fracaso por no poder reunir los 40.000 millones de dólares (5,2 billones de pesetas) que prometió a México. Sólo cuando necesitó apretar las tuercas al FMI para que ese organismo aumentase -nada menos que en 10.000 millones de dólares- su contribución a México cayó en la cuenta de su importancia de cara al futuro.Michel Camdessus lanzó en ese momento el salvavidas a Bill Clinton, y es posible que quiera ahora aprovechar la oportunidad para fortalecer a cambio la institución que preside.

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