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Rusia ve frustrado su plan de recuperar el control de las fronteras de la CEI

Pilar Bonet

ENVIADA ESPECIAL Rusia vio frustrados sus planes para recuperar el control de los confines del enorme espacio possoviético en la cumbre de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), celebrada ayer en Almati, capital de Kazajstán, al obtener tan sólo un apoyo minoritario para sus proyectos de custodia de las fronteras exteriores de la CEI. Borís Yeltsin, que acudió a Almati en un momento difícil para su prestigio tanto en el interior de su país como en el extranjero, no compareció, en contra de lo previsto, en conferencia de prensa final, y fue sustituido por el jefe del Gobierno, Víctor Chernomirdin.

A su llegada a Almati, el jueves por la tarde, Yeltsin estuvo a punto de caerse en la escalerilla del avión y tuvo que ser sostenido por Chernomirdin y el presidente de Kazajstán, Nursultán Nazarbáiev. Algunos informadores aseguran que, en el vuelo entre Moscú y Almati, el presidente festejó el cumpleaños de su jefe de protocolo. Ayer, Yeltsin arrastraba ligeramente una pierna, lo que fomentó las especulaciones sobre un eventual recrudecimiento de sus problemas de espalda. El presidente de Rusia exhortó a sus colegas de la CEI a mostrar "voluntad política" y a hacer "un progreso radical" hacia la integración práctica este mismo año. Su información sobre el estado de la guerra en Chechenia no fue cuestionada por nadie, y aparentemente tampoco había sido pedida. La cumbre, que es la décimoséptima desde que se fundó la CEI en 1991, reveló que las voluntades de integración varían entre los líderes de los 12 países miembros, que ayer dieron luz verde a la estructura permanente del Comité Económico Interestatal. Kazajstán y Bielorrusia son los que expresan su voluntad integradora del modo más apasionado. Ambos han firmado acuerdos de unión aduanera con Rusia, y Kazajstán, además, ha dado importantes pasos en el terreno militar, renunciando prácticamente a mantener un Ejército y una política de defensa independiente.El Pacto de Paz y Estabilidad propuesto por Kazajstán se diluyó en un memorándum de principios generales y no obligatorio. Nazarbáiev, promotor de la creación de una unión euro-asiática, quería un compromiso que obligara a los firmantes a abstenerse de participar en bloques potencialmente hostiles y a no permitir las actividades de organizaciones separatistas de cualquiera de los países de la CEI en el territorio de otro.

En lo que a fronteras se refiere, la concepción rusa, que sólo apoyan Kazajstán, Kirguizistán y Tayikistán, choca con la reticencia de algunos Estados -entre ellos, sobre todo, Ucrania, Uzbekistán, Moldavia y Azerbaiyán-, temerosos de una posible amenaza para su soberanía nacional. Los países de la CEI tienen fronteras permeables entre sí con el fin de asegurar la libertad de movimiento de sus ciudadanos por todo el territorio común. Esta situación sirve de argumento a Moscú para considerar que tiene una responsabilidad especial en la seguridad de las fronteras externas de la CEI.

El presidente de Uzbekistán, Islam Karímov, manifestó que la CEI no es un sujeto de Derecho Internacional, y que el documento preparado por Rusia debe ajustarse a las legislaciones nacionales "y no al revés". Por su parte, el ministro de Exteriores de Ucrania, Guennadi Udovenko, dijo que su país tiene sus propias tropas fronterizas y no necesita a nadie más, aunque sí ayuda financiera para mantener las instalaciones. Tras la idea de las fronteras exteriores comunes, está la reconstrucción del Sistema de Defensa Antiaéreo soviético, ajustado ahora a las dimensiones de la CEI.

La situación en Tayikistán provocó ayer la impaciencia de Karímov, quien dijo haber conminado a su homólogo tayiko, Emomalí Rajmónov, a acelerar el diálogo político con la oposición con el fin de lograr que los diferentes intereses sociales estén representados en el Parlamento tras. las próximas elecciones del 26 de febrero.

Salario mínimo: 1.800 pesetas

El Consejo de la Federación, la Cámara alta del Parlamento ruso, aprobó ayer por gran mayoría -104 a favor, 4 en contra y 3 abstenciones- la ley que aumenta el salario mínimo de 20.500 54.100 rublos mensuales (de 666 pesetas a 1.800). El Consejo rechazó anteayer esta ley aprobada por la Duma -la Cámara baja- el pasado 25 de enero, pero ayer la votación fue nominal, es decir, que los electores sabrían quién votó en contra, y por eso los senadores cambiaron de opinión y la aprobaron.El Gobierno ruso proponía aumentar el salario mínimo a sólo 34.440 rublos, y en la carta que el primer ministro envió al Consejo de la Federación advertía que el aumento a 54.100 rublos mensuales exigiría aproximadamente 159 billones de rublos (más de cinco billones de pesetas), no contemplados en el presupuesto de 1995. Lo más probable es que el presidente Borís Yeltsin vete esta ley.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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