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Tribuna
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La montaña rusa

Pocas veces ha estado tan ligada la economía con la política, como en este fin de siècle en España. La timidez de los planteamientos de liberalización de los mercados, tanto de los socialistas, como de los diversos partidos de centro, mantiene tan a la baja la productividad de nuestro sistema que hemos de convivir con un cuarto de la población activa en paro. La traca de escándalos y revelaciones que tiene sobresaltados a los sendos gobiernos. de González y de Pujol, crean una atmósfera de desconfianza en nacionales y extranjeros que pone en peligro la recuperación de la actividad.Los americanos designan el fenómeno que me atemoriza con el nombre de "double clip". Como me precio de cultivar el castellano, hablaré de recaídas en la montaña rusa. Tras una horrible bajada que nos puso las medallas de oro de la Olimpiada en la boca del estómago, parece que el vehículo apunta hacia arriba. Pero ¿no estaremos perdiendo velocidad? La producción aumenta, pese a una parálisis del consumo privado. Mas ¿cuánto tiempo durará la expansión?

Jordi y Felipe son dos magos de la política. No sobreviven tanto por lo que han hecho bien, sino a pesar de lo que han hecho mal. Mienten ambos con una calma y una frescura que les envidio. A mi mujer le basta con mirarme a los ojos para saber que no soy del todo franco. Estos dos grandes políticos convencen mas cuando más necesitan convencer, es decir, cuando quieren engañar.

Pujol declaró en el Financial Times que el Gobierno español estaba "hit in the wing", lo que en buen inglés se dice "winged", es decir, "tocado del ala", que es el final de las perdices cuando un mal tirador las deja sin el uso de una de sus idem y a merced de los perros. Cuando Aznar le citó desde la tribuna del Congreso, el President llamó a Molins por teléfono, para mentir, digo, para desmentir, diciendo algo confuso medio en catalán, medio en inglés.

González fue más lejos. Así, afirmó con total frialdad que el terrorismo de Estado se había iniciado en 1976 y que él solito había acabado con ese cáncer en 1986. Luego cantó el ministro canario para decir que el Estado había tenido que indemnizar a Cubillo por el atentado contra la vida de éste, se suponía que organizado por Rodolfo Martín Villa. De hecho, el asesino frustrado había pertenecido a UGT, y no hubo tal imposición judicial de indemnizar.

Pongámonos en lo mejor, y es que González no supo quién dirigía y componía el GAL, ni consiguió descubrirlo, pese a su intensa curiosidad. Afirmar por implicación que los autores de la matanza de Atocha, atrapados luego por la policía, o los terroristas de la Triple A, que querían eliminar al ministro del Interior, estaban organizados por el Gobierno centrista de entonces, parece un intento de pasar el muerto a gobiernos más escrupulosos en la obediencia de la ley o menos remisos en la averiguación de ciertos delitos. Me barrunto que esto mismo piensa el diputado y juez Pérez Mariño.

No sólo sufre el sistema democrático con estas travesuras y tapujos, sino también la salud económica de España. Baste un dato: el diferencial entre el rédito de los bonos españoles e italianos a 10 años, y el de los mismos bonos alemanes es de cuatro a cinco puntos porcentuales, por lo que nuestros tipos de interés son del 11, 5% en Vez del 7,5%; y los italianos un poco más altos, que los nuestros.

Admito que Aznar no sea un Demóstenes, pero a la vista de lo que se atreven a decir los políticos con labia, prefiero que siga hablando sin desapretar los dientes.

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