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PSOE y PP se unen para llevar a los niños a los toros

El partido socialista rompió ayer su romance político con Izquierda Unida y se fue a los toros con el Partido Popular y con los niños. Una enmienda que persigue autorizar la presencia en las corridas de toros de menores de 14 anos, acompañados de mayores de edad, tuvo la culpa de la ruptura.La enmienda que quebrantó el pacto de legislatura sucedió a un acuerdo consensuado poco antes entre PSOE, PP e IU. El pacto conjuraba la posibilidad de asistencia de niños a las corridas, con o sin compañía; pero saltó roto en pedazos por la enmienda. No hay precedente de una ruptura política semejante. Su alcance político es imprevisible: el PSOE gobierna en la Comunidad de Madrid gracias al apoyo de IU, que acusó el desaire. "Reglamentariamente, es imposible que la enmienda prospere", dice la portavoz de IU, Isabel Vilallonga.

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IU torpedeará el pacto de PSOE y PP que autoriza el acceso de niños a los toros

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Izquierda Unida se vengará en frío de sus adversarios., Así lo anunció su portavoz, Isabel Vilallonga. La diputada considera que los plazos para enmendar el veto a la entrada de niños en los toros -anteriormente acordado con socialistas y populares- han expirado.

Al no haber sido presentados votos particulares, la viabilidad de la enmienda social-popular "tropieza con dificultades reglamentarias insalvables para prosperar", matiza Vilallonga con retintín. "Deberán optar entre tumbar una ley consensuada o aceptar nuestro párrafo", agrega.

El enredo a tres bandas entre PSOE, PP e IU surgió a propósito de la Ley de Garantías de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia en la Comunidad de Madrid, que la Asamblea regional tramita estos días. El próximo jueves, el proyecto de ley, consensuado casi al 90% por las tres fuerzas parlamentarias, llegará al pleno para su aprobación.

Todo había discurrido, hasta ayer, a pedir de boca: el clima de consenso unió a Cristina Cifuentes, del Partido Popular; Carmen Ferrero, del Partido Socialista, y Salvador Torrecilla, de Izquierda Unida, ante un mismo texto, que los tres rubricaron. La bonanza previa a la última fase parlamentaria antes de las elecciones del 28 de mayo llevó a los reunidos a bajar la guardia y olvidar antiguos recelos. Las dos ponentes de la ley infantil firmaron una iniciativa de Torrecilla, que prohibía a los menores de 18 años -edad luego rebajada hasta los 14- asistir a todos los festejos taurinos -ceñidos luego únicamente a las corridas de toros-.

Tanta armonía, resultaba chocante. La tormenta surgió cuando los líderes populares y socialistas comenzaron a estudiar el eventual alcance electoral de aquel bonancible consenso. "Nada hay más impopular que lo que se opone a los festejos populares", dice una diputada que prefiere silenciar su identidad. "Los toros, en Madrid, son mucho toro", dice otro parlamentario, que ríe su ocurrencia mientras guiña un ojo.Estética aristocrática

Tanto en las filas parlamentarias socialistas como en las populares y las de Izquierda Unida, los aficionados y aficionadas a los toros abundan, al igual que los detractores de la fiesta. Sus concepciones van desde la pasión conservadora por el clasicismo taurino y por la estética aristocraticista, hasta aquellos que, por la izquierda, explican que los toros de cinco años exigen dehesas para pastar y se convierten en coartadas para justificar el latifundio y sus repercusiones sociales.

Pedro Núñez Morgades, de 45 años (PP), vicepresidente primero de la Asamblea, reflexiona en voz alta: "No se puede ser falso", asegura. "Si real mente los niños pueden ver por televisión las corridas de toros y si, por otra parte, se trata de una fiesta unida a la idiosincrasia española, impedir la entra da de los niños a los toros bajo la responsabilidad de sus padres me parece un engaño".

Pero los gustos taurinos de los diputados y diputadas apenas tienen que ver con sus percepciones sobre la asistencia infantil a los festejos taurinos. "A mí me gustan los toros, pero jamás llevaría a mis niñas, de dos y cinco años, a una corrida", asegura Cristina Cifuentes, parlamentaria del Partido Popular, adscrita a la Comisión de Bienestar Social, que ha tramitado la Ley de Garantías de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia. "En cualquier caso", asegura, "creo que corresponde a los padres la responsabilidad moral de la formación de sus hijos y, por tanto, son ellos quienes deberán decidir qué hacer en cada caso".

A juicio de Elena Vázquez, consejera de Integración Social del Gobierno autonómico, "la mejor solución sería que la ley no contemplara este asunto". Y subraya: "La ley no prohíbe la presencia infantil en los toros; la fiesta forma parte, además, del acerbo cultural de nuestra patria y de sus tradiciones; por eso", sentencia, "nuestro Gobierno no entrará nunca a romper estas tradiciones".

Juan Antonio Candil, de Izquierda Unida, se confiesa amante de la fiesta nacional. "Forma parte de la cultura de nuestro pueblo. La acepto y me gusta", reconoce. "Es evidente que los toros presentan un indudable poso de violencia, pero, para ser sincero, creo que hay mucha más violencia que en los toros en un expediente de regulación de empleo que de sopetón deja sin pan a decenas de trabajadores".

Opiniones aparte, resulta evidente que las escuelas taurinas hallan su cantera de futuros toreros en los menores: "Las enseñanzas taurinas no pueden ir en detrimento de los estudios primarios y secundarios que por su, edad los alumnos deben cursar", reconoce sin ambages el preámbulo del Regalamento de Espectáculos Taurinos de 1992. Tal vez el temor a que en una generación desaparezca la afición ha proyectado la sombra de sus cautelas sobre el veto infantil ahora embargado por socialistas y populares en la Asamblea de Madrid.

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