La huelga de los mineros pone en jaque al Gobierno del presidente Yeltsin
Más de medio millón de trabajadores rusos participaron ayer en la huelga de advertencia de los mineros del carbón. Si Moscú no atiende las demandas obreras, el paro puede convertirse en el comienzo de una gran huelga indefinida que ya no se contentará con exigencias económicas, sino que pedirá también el cese del actual Gobierno. Teniendo en cuenta la penosa situación de las otras ramas industriales, los mineros del carbón pueden ser el catalizador de un masivo movimiento de protesta obrero que ponga en jaque al actual régimen del presidente Borís Yeltsin.
La demanda principal de los mineros es sencilla: que les paguen los sueldos que les deben. Pero el Gobierno no parece dispuesto a solucionar rápidamente este problema. El sábado pasado, en las negociaciones con el Sindicato del Carbón, el viceprimer ministro Anatoli Chubais decidió rebajar a la mitad la suma propuesta por el viceministro de Economía, Nikolái Shamráiev."Chubais ha terminado con la política de entendimiento social y está provocando acciones masivas de parte de la gente, ya desesperada", declaró ayer Vitali Budko líder del Sindicato de Trabajadores de la Industria del Carbón de Rusia. Butko envió una carta al presidente Borís Yeltsin en el que el advierte que "el crédito de confianza [que le habían dado los mineros] ya está agotado". "No se puede alimentar al pueblo con promesas y al mismo tiempo exigirle que continúe trabajando y apoyando las reformas", agrega el líder obrero.
Tomando en cuenta las deudas de enero, el Gobierno debe a los mineros unos 65.000 millones de pesetas. La mayoría, de los obreros del carbón no reciben sus sueldos desde hace tres meses, pero los hay que no cobran desde hace cinco e incluso siete meses. Y teniendo en cuenta que en otras: industrias el pago de los salarios también es catastrófico, cabe esperar que las huelgas se repitan. Por de pronto, los trabajadores de las empresas de comunicación responsables de las trasmisiones de radio y televisión divulgaron una declaración de apoyo a los mineros.
Si el Gobierno no llega a un acuerdo con los mineros antes de fin de mes, el primero de marzo comenzará una huelga indefinida con demandas políticas: cese del Gabinete y elecciones presidenciales anticipadas.
De esta forma, los mineros, que en 1989 se convirtieron en un aliado clave de Yeltsin en su enfrentamiento con el poder central soviético, personificado entonces por Mijaíl Gorbachov, ahora se están convirtiendo en un peligroso enemigo que puede desestabilizar aún más la delicada situación política en Rusia y hacer que la popularidad del presidente y su Gobierno, ya muy baja, llegue a índices que no le dejen ninguna esperanza de obtener una representación de relativo peso en el próximo Parlamento, que debe elegirse a fines de año.
Encargado de privatizar
[En un intento de poner freno a la sensación de parálisis del Gobierno, el presidente ruso nombró ayer a un nuevo encargado de la privatización del sector estatal de Rusia, según informó el servicio de Prensa del Kremlin. El nuevo titular será Seguei Beliayev, quien hasta ahora desempeñaba el cargo de primer vicedirector del Comité de Privatización encargado de cuestiones de bancarrota, informa Efe.
Según Interfax, Beliayev ascendió en el comité gracias al apoyo del reformista Anatoli Chubais, cerebro de la privatización en Rusia y su principal responsable hasta el invierno pasado.]
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