Aznar no logró arrinconar a González
El líder del IPP pone fecha a las elecciones legislativas y González reafirma que seguirá gobernando
Se había vendido tanto papel a favor de José María Aznar que cuando acabó de fajarse con el presidente del Gobierno, los escaños socialistas experimentaron una sensación de alivio. A pesar de la que cae, Felipe González había logrado zafarse de un previsible KO y llevar al ambiente la sensación de que, una vez más, su oponente no acierta a arrinconarle y derribarle sobre la lona. El líder del PP puso fecha a los comicios legislativos: el 28 de mayo. González contraargumentó: "No nos han perdonado que ganáramos las elecciones, y añadió que el país necesita agotar la legislatura para consolidar un despegue económico que dio por cierto y definitivo. Julio Anguita pidió a González que se marche y que convoque elecciones, e Iñaki Anasagasti decidió que su reino no es de este mundo y se alejó de las posiciones de unos y otros. Su reproche fúe que los problemas que le afectan no han tenido solución por parte del Gobierno.
El debate había suscitado la emoción de los grandes acontecimientos. Unos 350 periodistas -a periodista por diputado- abarrotaron las dependencias del Congreso. Poco después de las doce, Felipe González comenzó a leer su discurso con una novedad, se alejó de las propuestas institucionales y construyo un parlamento de contenido político, en el que admitió sin reservas conceptos como "enrarecimiento de la vida política", "incertidumbre política e intranquilidad de los ciudadanos", "preocupación y conmoción" por lo vivido en las últimas semanas, para decir inmediatamente que la mejoría económica y el apoyo parlamentario de que goza el Gobierno le van a permitir continuar con la tarea de gobierno.Dedicó casi la mitad de su discurso a los GAL, a la corrupción y a la acusación de haber provocado un conflicto institucional con los jueces. Con los GAL provocó la irritación de los bancos populares, y muy en concreto del ex ministro del Interior Rodolfo Martín Villa, cuando mencionó. que las actividades anti-ETA se realizaron "entre 1975 y l986" y apostilló que se iniciaron "antes de nuestra llegada al Gobierno y fue precisamente con este Gobierno con el que acabaron". Martín Villa levantó los brazos airado y declaró luego que le parecía una mención "cínica e innecesaria".
Piropos a los sindicatos
González se apoyó luego en la recuperación económica, piropeó a los trabajadores, es decir, a los sindicatos, por su actitud, se felicitó por el desarrollo autonómico y, en definitiva, concluyó: "Vamos a seguir gobernando". En su opinión, la oposición sólo sostiene una política constante para "deslegitimar al Gobierno". "No nos han perdonado que ganásemos las elecciones", espetó.
La sesión de la tarde acrecentó la expectación. Diputados y senadores populares abarrotaron los escaños y tuvieron que sentarse en los pasillos del hemiciclo. Aznar leyó un discurso dirigido, personalmente al presidente del Gobierno desde su primera línea y se apresuró a desmontar los dos grandes argumentos del Gobierno. Ni "un debate hace milagros" ni la mayoría parlamentaria soluciona la crisis que, según dijo, atenaza la vida política española. "A este Gobierno le sobra mayoría parlamentaria, está enfermo de mayoría parlamentaria". Con esa contundencia trataba de liquidar el gran asidero del Gobierno. para proseguir en su tarea.
Para el líder del principal partido de la oposición, "este debate no resolverá nada, diga lo que diga, y continuaremos en la misma situación en que estamos". Queda claro que Aznar no admitía ninguna posibilidad de legitimar la actuación y la permanencia del Gabinete socialista.
La temperatura subió en la réplica, porque Felipe González subió a la tribuna y dirigió a su adversario golpes directos que causaron un cierto asombro entre la oposición y notable alegría en los escaños socialistas.
Puesto que el problema para Aznar no es parlamentario, el corolario parecía obligado: "Elecciones generales en mayo, simultáneamente con las municipales y autonómicas". Pero ahí deslizó Aznar uno de los errores de planteamiento que permitieron a González sobreponerse y contraatacar con dureza.
El líder del PP le pidió que, hasta la fecha de disolución de las cámaras -cuarto domingo de marzo- se elaborase un calendario con "prioridad absoluta para los proyectos de ley que el Gobierno determine". La premura de los plazos es tanta que permitió a González replicarle: "Supongo que ha dicho usted eso por hacer una bronía".
En definitiva, el enfrentamiento había dejado las posiciones exactamente en donde estaban: convocatoria electoral, como salida de la situación exclusiva y excluyente para el Partido Popular y propósito irreductible de seguir gobernando por parte de los socialistas. Prácticamente ahí terminó el debate, por lo menos si se atiende al vacío de los escaños.
"Propuestas de otra galaxia"
Julio Anguita construyó un discurso moderado de forma y duro de fondo, que escuchó menos de la mitad de la Cámara. González le replicó con la habitual dureza que emplea con el líder de IU, al asegurarle que sus propuestas son de, otra galaxia"
Joaquim Molins (CiU), con la terrible papeleta de sustituir en la tribuna a uno de los oradores más brillantes desde la transición democrática, Miquel Roca, logró construir un discurso medido, de apoyo sin fisuras al Gobierno, y provocar una desbandada, mayor que la de Anguita, especialmente entre los diputados populares. Apenas una treintena se quedó en su escaño para oír las razones del nacionalista catalán.
Anasagasti declaró que "ésta no es nuestra guerra", y a partir de ahí eludió tomar posición sobre una pelea que, repitió, no les concierne. Su postura fue de tono moral y de desentendimiento del conflicto, pero sin olvidar desgranar los agravios que el Gobierno ha inflingido al Grupo Vasco con los reiterados incumplimientos de las resoluciones sobre el País Vasco del anterior debate. Todo acorde con la abstención que expresamente ha anunciado el Partido Nacionalista Vasco para la resolución que se votará esta tarde.
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