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LA GUERRA SUCIA CONTRA ETA

Rafael Masa, en el filo de la navaja

Condenado por el 'caso Linaza' e íntimo amigo de un prófugo sospechoso del asesinato de Brouard, el teniente coronel de la Guardia Civil aguarda su separación del Ejército

La carrera del teniente coronel Rafael Masa discurrió en paralelo a la de Francisco Álvarez Sánchez, encarcelado de forma preventiva por el juez Baltasar Garzón en relación con la investigación sobre los GAL. Como José Amedo, condenado por inducción de seis asesinatos frustrados y ahora testigo contra sus superiores,. Masa fue investigado y tuvo que visitar algunos juzga dos, pero, con una sola excepción, salió bien librado. Contra él se lanzaron graves acusaciones, pero en todos los casos los testigos se retractaron oportunamente ante la autoridad judicial.En relación con la guerra sucia contra ETA y su entorno Político, lo único demostrado hasta el momento es que Rafael Masa González -nacido en La Línea de Concepción (Cádiz) hace 52 años, contra el que Defensa tramita un expediente para expulsarlo de la carrera, militar- era amigo íntimo de Luis Morcillo Pinilla, buscado desde el 5 de enero de 1989 como presunto organizador material y coautor del asesinato del pediatra y dirigente de HB Santiago Brouard.

En declaraciones ante el juez, Masa reconoció una antigua amistad con Morcillo -nacido en Baza (Granada) hace 54 años-, pero aseguró que "se había enfriado mucho" desde que éste ingresó en prisión por una estafa. Sin embargo, existe n testimonios que prueban que Masa y su esposa celebraron en Bilbao la Nochevieja de 1983, con cena y cotillón por todo lo alto, junto a Morcillo y su compañera de entonces. Morcillo ya había salido de prisión.

Al margen de su relación con Morcillo, a uno de cuyos hijos apadrinó en el bautizo, Masa fue señalado a finales de 1989 como comprador de 10 pistolas alemanas, algunas de las cuales fueron utilizadas por mercenarios en atentados de los GAL en el País Vasco francés. Las armas habían sido suministradas legalmente por el fabricante a la armería Creaciones Rossell, de Andorra.

Según declaró uno de los propietarios a los jueces franceses, la venta se efectuó en noviembre de 1984, cuando los GAL llevaban un año de actividad, y el comprador fue un alto cargo español. Se apellidaba González y les había dejado un teléfono del Ministerio del Interior en Madrid. En declaraciones al semanario Cambio 16, el vendedor fue más explícito, y señaló sin vacilar a Rafael Masa González como el hombre que había adquirido las pistolas y había pagado el doble de su precio de mercado.

El testigo, no obstante, se retractó de la identificación cuando los jueces franceses le tomaron de nuevo declaración. Masa, que declaró en Madrid el 17 de mayo de 1990 a petición de la justicia del país vecino, admitió ser cliente de Creaciones Rosell, donde dijo que adquiría prendas deportivas, nunca armas.

La retractación del testigo andorrano cerró la posibilidad de seguir investigando una pista fundamental sobre los GAL. Una de las pistolas compradas en Andorra fue empleada y abandonada tras el atentado de los GAL contra el bar Monbar, de Bayona, en el que murieron cuatro personas.La huida de Morcillo Existen indicios de que, en víspera de la matanza, Amedo alojó en el hotel Orly de San Sebastián a los dos pistoleros luego condenados en Francia -Lucien Mattei y Pierre Frugoli- y visitó con ellos el casino donostiarra. Cómo llegó la pistola a manos de Mattei y Frugoli y si éstos fueron reclutados o dirigidos por Amedo sigue siendo una incógnita, y sólo él puede resolverla. El sumario por este atentado sigue abierto en España y está en manos del juez Baltasar Garzón.

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La segunda ocasión en que Masa hubiera podido verse en apuros ante. los jueces se produjo a raíz de la huida de España de Morcillo. También en este caso le salvó la oportuna retractación del acusador, José Luis Morcillo Flores, hijo del prófugo. Morcillo Flores había declarado a Interviú que Masa obligó a su padre a huir de España y le proporcionó documentos falsos. Según Morcillo Flores, su padre se refugió en Centroamérica y se encontró con Masa cuando éste fue enviado a Bolivia por el Ministerio del Interior como asesor en la lucha contra el narcotráfico. Tras la fuga, la primera esposa de Morcillo recibió un millón de pesetas de forma anónima. Morcillo Flores fue detenido al recibirse en Granada un paquete con cocaína dirigido a su nombre y supuestamente enviado por su padre.Otra retractación

Citado a declarar por la juez de Bilbao que investigaba el asesinato de Santiago Brouard en octubre de 1990, poco después de la publicación de sus declaraciones, Morcillo Flores se desdijo ante su señona de todo lo relativo al teniente coronel Masa. Aseguró haber cobrado 400.000 pesetas de la revista, lo que, según dijo, le indujo a mentir. Según esta versión, Masa no tuvo nada que ver en la fuga de Morcillo.

Salvo por su implicación en el caso Linaza, en el que está condenado en firme a seis años y un día de inhabilitación por denegación de auxilio a la justicia y prevaricación en relación con malos tratos y torturas a un detenido -por lo que fue separado del servicio en la Guardia Civil y tiene un expediente para expulsarle del Ejército-, Masa ha eludido hasta ahora todas las acusaciones.El ahora teniente coronel se ocupó en Bilbao, en los años setenta, de incautarse de las máquinas tragaperras ilegales. Luego ocupó la jefatura de la oficina de análisis de información en la comandancia de La Salve, donde, según sentencia confirmada por el Supremo, mintió a un forense enviado por un juzgado para comprobar el estado del detenido Tomás Linaza Euba, padre de un activista de ETA, que estaba siendo torturado. Masa impidió el paso a los calabozos al facultativo alegando que el detenido estaba en Madrid, lo que era falso.En 1984 fue enviado a Madrid al Gabinete de Información de la Seguridad del Estado, donde permaneció hasta 1986 a las órdenes de Francisco Álvarez. Como éste, Masa fue promocionado desde su destino en Bilbao al núcleo duro de Interior de la mano de Julián Sancristóbal cuando éste saltó del Gobiemo Civil de Vizcaya a la dirección de la Seguridad del Estado y se convirtió en el número tres del departamento, por detrás de José Barrionuevo y Rafael Vera.

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