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The Cranberries presentan su 'pop de ensueño'

El grupo irlandés actúa hoy en Madrid

El segundo disco de los irlandeses The Cranberries, No need to argue (No hay por qué discutir), es uno de los cinco que más se están vendiendo en España. Zombie, una canción escalofriante sobre una víctima del terrorismo del IRA, ha personificado el éxito del cuarteto en Dolores O'Riordan, su intérprete y autora, una niña educada en el más recio catolicismo que escandalizó el verano pasado por el explosivo traje nupcial que exhibió el día de su boda. The Cramberries, que actuarán, esta noche en Madrid (sala Aqualung) y mañana en Barcelona (sala Zeleste), ofrecieron un recital relajado y acústico el pasado martes en la Cadena 40.

El grupo revelación The Cranberries se pateó Estados Unidos durante 1993 y en diciembre se anunció que llevaban vendido un millón de copias de su álbum Everybody else is doing it, so why can't we (Si todo el mundo lo hace, por qué nosotros no), cifra jamás lograda con un primer disco por formación irlandesa alguna, ni siquiera U2."No podía creerme que se montase tanto fóllón", asegura Dolores O'Riordan, de 22 años, recién casada con Don Burton, representante de la banda Duran Duran. En agosto de 1994 ya habían alcanzado los dos millones de discos vendidos. Europa se resistió algo más hasta que apareció Zombie: "Se refiere al caso de una madre que paseaba por una calle de Londres con su niño en el cochecito y una bomba del IRA explotó y mató a la criatura. La canción versa principalmente sobre la angustia de esa madre que había engendrado y cuidado con ilusión y mimo cada día al bebé y, de repente, ya no está, su hijo, se ha ido por culpa de un conflicto estúpido. La canción se escribió hace dos años, poco antes de que comenzaran las conversaciones de paz. Fue una coincidencia y nos sentimos muy felices de que la pesadilla acabe"ç

Estilo original

No hay por qué discutir confirma un estilo original -que en Estados Unidos calificaron pop de ensueño, distinguido en la letra por su lirismo ingenuo y cierta ironía subterránea, y en la música por un sonido de guitarras sencillas, de violines y violas y de ritmos nada comunes.

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