_
_
_
_

Estupor en Argelia por la matanza del atentado con coche bomba del lunes

Un funcionario de paisano, seguramente un policía, salía ayer a primera hora de la mañana por la puerta principal de la comisaría central de Argel apretando contra su pecho una bandera nacional. A esa misma hora, la radio nacionalofrecía un nuevo recuento de, víctimas del atentado del día anterior, que hablaba de 42 muertos, 55 heridos en estado crítico y otros 230 leves. Son datos provisionales de una matanza que todavía ayer tenía sumida. en un paralizante estado de estupor a toda Argelia.

Todo eso sucedía ayer en Argel, mientras enfrente del edificio de la comisaría central, situada al principio del Paseo del Coronel Amiruche, se relevaba por turnos una muchedumbre de ciudadanos curiosos. Permanecían en silencio. De pie. Apretados los unos contra los otros ante lugar del crimen. Con el gesto estupefacto que sólo suele producir el dolor. Trataban por todos los medios de captar cada uno de los detalles que no habían podido descubrir la noche anterior en las pantallas de la televisión, cuando hacia las 18.00 horas se interrumpieron las emisiones para ofrecer las primeras imagenes de la matanza.Esta ceremonia de los ciudadanos de Argel, se ha convertido en un homenaje a los muertos, la mayoría de los cuales eran pasajeros del autobús urbano que se dirigía hacia los barrios extremos de la capital.

La única huella del atentado es la enorme carcasa de la Comisaría Central, blanco del conductor suicida, que trató de incrustrar su vehículo, cargado con más de cien kilos de explosivo, contra el edificio., El camino hacia este objetivo lo interrumpió, al parecer, un policía de guardia que disparé una ráfaga de metralleta contra el kamikaze. Luego el coche colisionó contra el autobús. Se produjeron así las explosiones en cadena y la masacre.

Nadie por el instante ha reivindicado el atentado. Es demasiado sangriento para que alguien pueda hacerlo sin pudor, se aseguraba ayer en medios políticos. Pero nadie puede olvidar los últimos comunicados del Ejército Islámico Armado y del Grupo Islámico Armado, las dos organizaciones guerrilleras iritegristas más importantes de Argelia, que recientemente habían llamado a sus hombres para que convirtieran el mes sagrado del Ramadán, en un, nuevo periodo de lucha. Como el año pasado.

Las reacciones al atentado no se han hecho esperar. "Soy consciente, soy consciente, se hará el máximo, el máximo ... ", afirmó con dolor el general presidente Liamin Zerual, acosado por los lamentos de una mujer, que le aseguraba en el lecho que no le quedaba a nadie, pero que le pedía que haciera algo por Argelia.

La cadena de radio estatal argelina abrió ayer al mediodía sus. micrófonos al público. Llegaron centenares de mensajes, de impotencia y desesperación. Algunas de las llamadas, incluso desde España, como la de un argelino afincado en Zaragoza. "Estoy harto. Ya está bien. ¿Dónde está la policía, los gendarmes?. Por favor, que hagan algo... ", fue el último mensaje de la tarde.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_