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La esperada logica de la muerte

El atentado de ayer en Argel ha conmocionado a todo el país, pero no ha sorprendido a nadie. Es el resultado de la lógica de una violencia, que tiene ya sus reglas y sus cadencias y que ha venido instaurándose en Argelia desde hace más de tres años, cuando se interrumpió el proceso democrático que llevó a los integristas a las puertas del Parlamento. Todo el mundo esperaba este atentado. Sobre todo desde el pasado domingo, después de que los últimos manifestantes llegaran a la plaza de los Mártires, al pie de la alcazaba de Argel, tras haber recorrido un trayecto de cerca de tres kilómetros entre gritos contra el integrismo radical y contra la violencia y en favor de la política del presidente de la República, el general Liamin Zerual.

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Todo el mundo sabía que esta manifestación tendría su respuesta en las siguientes horas, como tantas veces ha venido sucediendo en los últimos tres años, cuando se produce una movilización popular sea cual sea su signo. Además, la violencia en Argelia tiene otra regla y es que cuando se empieza a hablar en voz alta de diálogo estalla una bomba. Todo el mundo esperaba desde el domingo en Argel un atentado. Pero lo que nadie sabía era que la respuesta fuera tan violenta, tan mortífera, tan sangrante y que constituyera el episodio más trágico de la historia de Argelia después de la guerra de liberación, en 1962.

Estado de coma

El atentado de Argel no sólo se ha convertido en una cita histórica. Lo peor es que pone en peligro el difícil proceso de diálogo iniciado hace cerca de un año por el presidente Zerual, apoyado por los partidos políticos de la oposición tras la reunión celebrada a principios de este mes en Roma. Los puntos de convergencia existentes entre la propuesta del presidente y los de la oposición democrática se resumen en la necesidad de emprender una vía de negociación y abandonar la política de represión a ultranza. Pero todo esto se encuentra desde ayer en estado de coma, en peligro de muerte.

El atentado de ayer en Argel es, según confirman observadores diplomáticos en la capital argelina, una respuesta clara de los grupos radicales que tratan por todos los medios de abortar el proceso de diálogo. Las mismas fuentes lo califican de réplica directa a la marcha pacífica que se desarrolló el domingo en el centro de Argel

Paralelamente, los observadores políticos se interrogaban ayer, horas después del atentado, si continuaba siendo lógica la propuesta del presidente de celebrar elecciones presidenciales el próximo mes de julio y si, al mismo tiempo, también serían coherentes aún las exigencias de la oposición, que reivindican la rehabilitación del Frente Islámico de Salvación y, con ello, la reanudación del proceso democrático. Argelia se ha puesto de nuevo a esperar una respuesta clara que disipe por una vez las dudas de la última matanza.

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