Apoyos al peso mexicano desde Davos

ENVIADA ESPECIALLa crisis del peso mexicano está acaparando la atención de la élite política y económica internacional reunida esta semana en Davos (Suiza). El debate sobre los retos más allá del crecimiento, que centra este año la reunión del World Economic Forum, recala inevitablemente en la necesidad de prevenir crisis como la de México, que amenaza con extenderse al resto de los mercados de la región y a las economías emergentes de Asia y Europa delEste. Ayer se multiplicaban los llamamientos para ayudar a México más allá del crédito de 7.760 millones de dólares (cerca de un billón de pesetas) del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El gestor de fondos George Soros hizo una enérgica petición de apoyo del país latinoamericano, destinado fundamentalmente al Congreso estadounidense, que está pendiente de aprobar la ampliación a 40.000 millones de dólares (5,3 billones de pesetas) de la ayuda a México. Su intervención tiene aún un mayor significado por cuanto la suerte del plan de ayuda resultaba ayer más que incierta, con el proyecto estancado en el Congreso. Así lo reconoció el propio portavoz (speaker) de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich. En su opinión, Bill Clinton no ha convencido al público de la necesidad de esa ayuda a México.

"Si abandonamos a México a su suerte", dijo Soros en Davos, las consecuencias serán catastróficas para otros mercados financieros". Comparó la lentitud de reacción de Occiente en esta crisis con el papel jugado por la Unión Europea y la OTAN en el conflicto de los Balcanes, una cuestión a la que es particularmente sensible por sus intereses en Bosnia. Soros, que consiguió suculentas ganancias especulando contra la libra esterlina en la crisis del Sistema Monetario Europeo, señaló que la crisis del peso coincide, además, con un mal momento para los mercados emergentes, que están sufriendo las consecuencias de las subidas de tipos de interés en Estados Unidos y Europa. Una de las conclusiones que se puede sacar de la crisis mexicana es la alta dependencia que estos países tienen en el capital extranjero para su desarrollo.

Kenneth Clarke, ministro británico de finanzas, coincidió con Soros en la necesidad de ayudar a México. Clarke, sin embargo, ligó más la solución de la crisis mexicana a que el propio Gobierno de Zedillo sea capaz de hacer frente a sus problemas estructurales, especialmente el déficit por cuenta corriente que se sitúa en el 8% del PIB. Toyoo Gyothen, presidente del consejo del Banco de Japón, se mostró también partidario de poner los medios para freliar la crisis mexicana, sobre todo por las implIcaciones que ésta está teniendo en los mercados de la región, donde la inversión japonesa ha acudido en masa en los últimos años.

Por su parte el presidente de Argentina, Carlos Menem, anunció en el mismo foro que su país junto con Brasil, Chile. y Colombia ha decidido cooperar con la estabilización del sistema financiero mexicano, con una ayuda conjunta de mil millones de dólares.