Como una casa de muñecas
La Cruz Roja de Móstoles sigue en un piso reducido, a pesar de sus 18 años de vida
La Asamblea Local de Cruz Roja en Móstoles (199.000 habitantes) ha cumplido su mayoría de edad y, sin embargo, aún no ha podido abandonar su pequeña cuna. Más- de 18 años de existencia, con 2.184 evacuaciones y la atención a 57.106 accidentes, la han hecho acreedora de apenas un metro cuadrado de espacio por persona en una sede, que más parece una casita de muñecas, donde se apiñan 120 voluntarios. Todas las tardes permanecen en el piso (120 metros cuadrados, incluidas las terrazas) los conductores de las tres ambulancias y dos acompañantes por cada vehículo, el encargado de la emisora, al menos tres personas en la sala de curas y 20 objetores que cumplen sus tareas de prestación social. A ellos se suman alrededor de 25 voluntarios que a diario se acercan a la sede para cumlir su misión.El Ayuntamiento pretende solucionar este problema con remedios del mismo tamaño que la sede: recientemente ha aprobado una partida de 13 millones para a reforma de la misma.
Antes de que se construyera el hospital general en el municipio, Cruz Roja era el único referente de la población en caso de emergencia. Las obras del centro sanitario coincidieron con el desmantelamiento de uno de los dos puestos de socorro que estaban situados a la entrada de Móstoles. Desde entonces, todos los miembros intentan trabajar en la sede de la calle de Las Palmas. La solución a este problema de hacinamiento pareció inmediata cuando un pleno municipal aprobó en 1990 la cesión de un terreno de más de 1.000 metros cuadrados para construir un edificio digno. Al año siguiente, la calificación de zona verde dio al traste con el proyecto de edificación.
Mientras tanto, las tres ambulancias de Cruz Roja duermen a la intemperie, "y de vez en cuando son objeto de asaltos por desaprensivos que roban las emisoras", explica Salvador Blázquez, presidente de la Asamblea Local de Cruz Roja. "Pero esto no es lo peor", asegura, "lo malo es en pleno invierno, si hay una emergencia temprano las ambulancias tardan en arrancar".
Según los cálculos de la asamblea mostoleña, sus efectivos han cubierto a lo largo de su existencia dos millones de horas de trabajo "al pie del cañón y sin poder tomar una taza de café". Un voluntario aclara: "Ni siquiera tenemos cocina. Esa dependencia la convertimos en una sala de curas".
En Navidad, la situación empeora, ya que los 120 miembros tienen que compartir el espacio de la sede con más de un millar de juguetes que se recogen para repartir a los niños cuyas familias carecen de recursos económicos. En esos casos, "la paciencia obliga", según Blazquez, "y al final se consiguen resultados como el de la pasada campaña: repartimos juguetes a unos 200 pequeños".
Otros servicios que cubren los voluntarios cada año son las 3.000 visitas a las 35 unidades de teleasistencia instaladas (servicios de atención urgente a domicilio para ancianos y discapacitados), decenas de cursos de español para extranjeros y asesoramiento a refugiados y emigrantes con programas de prevención de la salud, a lo que cabe añadir el reparto de alimentos y la atención a los 310 socios del Hogar del Anciano en el municipio. El área de cobertura del servicio abarca más de diez localidades, que rodean a Móstoles, para las que se han empleado 10.000 horas de servicios especiales (partidos de fútbol, encierros...).
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