"Éste es el momento más grave de la democracia española, excluyendo el 23-F"
Juan José Lucas, de 51 años, presidente de la Junta de Castilla y León (Partido Popular), tiene la impresión de que en los últimos cuatro años ha recibido parte de las bofetadas políticas destinadas a José María Aznar, de quien dice que uno de sus mejores valores es "no tener el carisma de un actor".
Lucas se siente cómodo en la presidencia de la comunidad autónoma mayor de Europa. Repetirá candidatura con perspectivas más favorables que las que tuvo Aznar en 1987, quien le nombró vicepresidente de un Gobierno que duró apenas un bienio, por la marcha de su líder a Madrid. Lucas propugna en la comunidad autónoma una "sutil pero firme limpieza" -que recomienda a los socialistas- en un PP en el que, como muestra, en otros tiempos eran habituales las reuniones de Juan Hormaechea, el ex alcalde de Burgos José María Peña y el de León, Juan Morano, en tierras de Castilla.
Pregunta. ¿Cree posible una pacto entre el Gobierno y el PP para dar una salida a la crisis?
Respuesta. La voluntad de Aznar para este pacto es posible, pero no hay que dar un cheque en blanco. Debe ser un pacto subordinado a la voluntad de consulta por parte del Ejecutivo a los electores. La reválida tiene que producirse de una manera directa por quien tiene la soberanía, que es el pueblo, y no de una manera indirecta por sus representantes. Aunque sea un periodo corto para reclamar las elecciones generales, las circunstancias políticas actuales son excepcionales y, si excluimos el 23-F, éste es el momento más grave de la democracia. Esto exige un esfuerzo colectivo de una actitud de diálogo por parte del Gobierno central y perder un poco el marchamo de que [el Gobierno de González] tiene la verdad absoluta. En Castilla y León todavía estamos esperando a ser recibidos por el presidente del Gobierno, después de tres años y medio. Con unas comunidades con fuertes conflictos -como Cantabria, Aragón o Andalucía-, donde los presupuestos se hacen imposibles, hace falta retomar el talento de los constitucionalistas y la actitud de tolerancia que tuvieron éstos en 1978.
P. ¿Qué piensa de la actitud de CiU?
R. CiU ha manifestado el amor al Gobierno socialista, y sólo la proximidad de las elecciones municipales creo que puede hacer cambiar ese amor si el PP se presenta a la alcaldía de Barcelona como llave.
P. Mientras que en la calle puede haber un ambiente favorable a un cambio de Gobierno, paralelamente, a los ciudadanos parece que les falta entusiasmo para apostar por un repuesto.
R. Encandilar a la sociedad después de la frustración que surgió en 1982 no es fácil, pero, a juzgar por las últimas consultas, empezando por las europeas se percibe que los ciudadanos están apostando por que haya un cambio de Gobierno. Me da la impresión de que el PSOE es consciente de que se ha pasado su hora y que el sistema democrático español sólo se perfeccionará el día que los socialistas dejen el poder como lo hizo UCD, sin gritos.
P. ¿Qué valores tiene Aznar que, a su juicio, suplen la falta de carisma que algunos le atribuyen pata ser el jefe del Ejecutivo?
R. Yo no creo en el hombre maravilloso. Su valor fundamental es el del trabajo. Cuando se le dice a Aznar que tiene suerte, me recuerda el caso de aquel jugador de golf que le decían que era afortunado al conseguir un hoyo, de manera directa, mientras él respondía que era cierto y que, además, cada vez que entrenaba más, tenía más suerte. Algo así ocurre con Aznar. Aznar presenta un programa viable, homologable a Europa, con un equipo fortalecido como tal vez no tuvo nunca el centro-derecha español y con una voluntad de trabajo clara. El hombre imbuido de carisma, como lo llamaba Weber, se corresponde a los inicios del siglo XX, pero hoy hacen falta hombres del perfil de Kohl, que tampoco se distingue por tener un especial carisma, sino por tener equipos y programas capaces de transformar la sociedad, que es lo que aporta Aznar. Decir que Aznar no tiene el carisma de un actor es un valor.
P. ¿Qué puede llevar, realmente a Felipe González a la tumba política?
R. La desconfianza de la economía. González ha tratado de resucitar banderas que tuvieron unos efectos de entusiasmo colectivo cuando comparecía en público y que ahora se ha visto que no logra recuperarlas. El hecho de que recientemente se rumoreara su dimisión y subiera la Bolsa, para Felipe me imagino que habrá sido un tanto dramático, porque la sociedad llega a cansarse de las personas que se consideran imprescindibles. Yo no excluyo todavía que las elecciones generales no vayan a ser el 28 de mayo. Todo depende de lo que ocurra las próximas semanas en el campo político, en el judicial o el económico. Por supuesto, una moción de censura no tendría éxito y, además, las mociones de censura se hacen para ganar, y aquí no se produce la misma situación que tenía el PSOE cuando se la planteó a UCD. El panorama político es muy diferente.
P. ¿Quién es el señor X a su juicio?
R. El señor X es el gran misterio de la política nacional. Eso lo tiene que decir el juez, no un político, tiene que venir determinado por una política de hechos comprobados, acompañados de pruebas. No seré yo quien haga un prejuicio de esas investigaciones. Cada vez hay más misterio en tomo al GAL, porque lo que parecía imposible, parece posible.
P. Usted siempre habla de Castilla y León como la comunidad vertebradora del país, pero, tras conatos secesionistas como el de León, ¿teme que se rompa?
R. Esta comunidad tiene que hacer un esfuerzo, dada su vieja concepción, donde se junta lo que era el viejo Reino de León, con su peculiar identidad, con lo que es la historia ancestral de Castilla. Esa concepción puede resucitarse temporalmente cada vez, que se convocan elecciones. No creo que Castilla y León corra peligro. La política autonómica se hace desde partidos nacionales, y ahí todos apostamos por que el mapa autonómico está cerrado, y lo único que hay que hacer es fortalecerle, dinamizarle y descentralizarle.
P. La política industrial de la Junta ha sido uno de los aspectos más criticados desde la oposición.
R. Castilla y León es la comunidad que más expedientes tramitó ante el Comité de Incentivos Regionales, con más de 54.000 millones de pesetas en inversión, con expedientes tan importantes como Firestone, Plástic Omnium, o Renault. Algunos han solicitado una prórroga de esa inversión, como es el caso de Pilz o Biomédica, y hay otros pendientes, como el textil de Béjar. Otra cosa distinta es que la inversión que haya hecho la Junta no haya estado acorde con el mandato de las Cortes, pero eso no es verdad. Hemos ido con escrupulosa exactitud a cumplir ese mandato. En Castilla y León se hace una política pactada con los sindicatos y la patronal, y una de las bases del acuerdo industrial es que la Junta adelante parte de las inversiones cuando los proyectos de viabilidad así lo indiquen.
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