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Reportaje:

Aprendices de 'apagafuegos'

3.000 pequeños escolares de Getafe visitarán este curso el parque de bomberos

Los 3.000 alumnos que Madrid cursan primero y segundo de EGB en los colegios de Getafe (144.000 habitantes) aprenderán durante este año de primera Mano las actividades de los bomberos y los recursos para prevenir y extinguir los posibles siniestros. Bajo el lema "Conocer a los bomberos", niños entre seis y siete años visitan todos los jueves, desde el pasado 12 de enero, él parque de bomberos getafense y allí hacen de todo, desde subir por una cuerda hasta palpar la espuma utilizada para extinguir incendios. La campaña está organizada por las delegaciones de Enseñanza y de Servicios Generales del Ayuntamiento de Getafe.La visita está precedida por trabajos en clase, donde los niños reciben un folleto con una canción alusiva a los bomberos ambientada con la música de la composición infantil El patio de mi casa y consejos prácticos para la extinción y prevención de incendios. Además, los responsables acuden a los colegios para hablar con los alumnos y contestar sus preguntas, algunas de ellas muy comprometidas, como la que hizo una niña del Seseña Benavente, que quiso saber: "¿Qué sienten ustedes cuando salvan una vida?".

Pero donde los chavales disfrutan más es en el propio cuartelillo. El jueves, 40 alumnos del Seseña Benavente fueron recibidos por tres brillantes camiones rojos aparcados a la entrada del pequeño cuartel de bomberos getafense. Delante de los camiones, a la espera de que llegaran el jefe del servicio, Gonzalo González, y el oficial jefe del cuartel, Nicolás Martínez, para oficiar como anfitriones, los chavales se sintieron, incluso, capaces de conducirlos: "El problema es que no tengo llaves", aseguraba uno de ellos.

Nicolás Martínez les enseña primero los aparatos para "hacer brazos", pero lo que más les gusta a los críos es la cuerda colgada del techo por la que hay que subir hasta tocar una campanilla. "Los bomberos", explica el oficial, "se sientan en el suelo y trepan en esa postura", y lanza el reto: "¿Vamos a subir todos?". La mayoría acepta, aunque una niña afirma que no va a intentarlo porque la cuerda "está muy sucia". No obstante, el primer intento lo realiza Pedro, que se atasca tras subir apenas un palmo, mientras que Alberto arranca los primeros aplausos cuando, dispuesto a tocar la campana, hay que, pararle en mitad de la ascensión.

Tras el gimnasio, los niños salen al patio para ver una demostración de cómo se sube hasta lo alto de la torre de prácticas utilizando la autoescala. Después, los bomberos descienden por dos cuerdas entre aplausos, comentarios de "cómo mola" y alguna pregunta indiscreta: "¿Y si se mata?". Otros prefieren asaltar a preguntas al bombero más cercano, quien les explica cómo funciona la cuerda que llevan en la cintura. Un niño les señala la visera del casco y demuestra sus conocimientos: "Hay unos cascos que la tienen azul con otra que les cubre la barbilla". "Sí, son los integrales", le explica el bombero, quien también recibe peticiones de chavales que quieren bajar por la cuerda.

La demostración, sin embargo, no les ha quitado el hambre y aparecen galletas y una palmera de chocolate. En ese momento, Nicolás Martínez baja la cesta que corona la autoescala y anuncia a los niños que van a subir los profesores.

En ese momento los niños descubren a sus espaldas algo más divertido: los bomberos les ofrecen una montaña de espuma extintora y todos acaban prácticamente bañados en ella a pesar del frío.

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