_
_
_
_

"Es peor que en Afganistán"

Relato, paso a paso, del asalto final ruso al símbolo la resistencia chechena

PIOTR TOLSTOI (AFP) Tras largas horas de un intenso fuego cruzado tanto de fusiles ametralladores como de lanzacohetes, decenas de soldados rusos lograron ayer penetrar, por fin, en el palacio presidencial de Grozni, en llamas y prácticamente destrozado después de tres semanas de intensos combates.

La noche anterior al asalto, ocurrido a las dos de la tarde (mediodía en España), las tropas rusas llegadas del Oeste, al mando del general Iban Babitchev, y del Norte, dirigidas por el general Lev Reojin, lograron agruparse no lejos del palacio, destripado, ennegrecido por el fuego y, sin embargo, nunca, despojado de la bandera verde, blanca y roja símbolo de la resistencia de los independentistas chechenos.

Más información
"Nos estamos preparando para llevar la desgracia al lugar de donde vino"
Los "duros" triunfan en el Ministerio de Defensa

Los soldados rusos se precipitaron sobre el palacio, y pagaron un alto precio en vidas. Ocho cadáveres y 50 heridos, algunos muy graves, yacían en el parque situado a unos centenares de metros, donde hay un improvisado hospital, en el sótano de un café.

La mayoría de los edificios situados en las cercanías del palacio estaban ya controlados desde hace días por las fuerzas rusas que preparaban el asalto. "Es peor que en Afganistán", aseguraba un médico daguestano veterano de aquella guerra que terminó con la vergonzante retirada rusa. Se llama Musa. "En un sólo día", sostiene, "hay aquí más muertos que allí en tres".

A las tres de la madrugada de ayer, un oficial exigió la rendición de los combatientes chechenos, encerrados en el palacio y en un búnker situado en el subsuelo del edificio. La respuesta de los independentistas fue el rechazo, seguido inmediatamente de disparos de armas automáticas. Numerosos combatientes chechenos abandonaron entonces el palacio, bajo un intenso fuego de la artillería rusa.

Y comenzó el infierno. Los disparos, muy intensos, no cesaron durante 11 horas, entre las fuerzas rusas dispersas aquí y allá, los francotiradores chechenos emboscados, y los independentistas que seguían resistiendo en el palacio presidencial, cada vez más enrojecido por las llamas.

Por la mañana, los chechenos intentaron responder al fuego de la artillería rusa, pero, a las dos de la tarde, los rusos comenzaron a entrar en el palacio, cubiertos por los disparos de compañeros. Un hora más tarde, Moscú anunciaba la toma del palacio y que la bandeta blanca, azul y roja había sustituido a la independentista.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_