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Reportaje:

"Llevaba un año sin poder salir de casa"

Nieves Saenz y su familia son repatriados ante las amenazas de los integristas argelinos

Juan Carlos Sanz

Aterrizaron ayer en Barajas con toda su vida en cuatro carritos de aeropuerto. El televisor, un radiocasete, una máquina de coser, mantas... Y con las 200.000 pesetas que les había entregado en un sobre el cónsul de España en Argel. Atrás queda la casa de la bilbaína Nieves Sáenz, en Tizi Uzu, la capital de la Cabilia argelina, donde apenas hace tres semanas los integristas radicales asesinaron a cuatro sacerdotes europeos. "Tenía miedo. Llevaba un año sin salir de casa". Todas las noches sonaba el teléfono. Nadie contesta al otro lado de la línea. Pero ella entendía el mensaje: "¿Todavía sigues en Argelia?".Nieves, de 46 años, y su marido, el arquitecto Kendel Rachid, de 44, se conocieron hace 15 años en Florencia, donde ambos ampliaban estudios. Se embarcaron en una Vida en común que les llevó a compartir una casa en las afueras de Tizi Uzu con sus tres hijos: Shabha, de 14 años; Jurtha, de 12, y Achour, de 11. Los tres niños observaban ayer aturdidos el trajín de la cafetería de Barajas.

Desde que, en noviembre de 1993, comenzaron las amenazas de muerte de los grupos radicales islámicos contra los extranjeros residentes en Argelia, la colonia española se ha reducido de 600 a 200 personas. "Aparte de las amenazas telefónicas, no hemos sufrido directamente la violencia, pero nuestra vida también peligraba porque yo defiendo la identidad bereber frente a los islamistas, que quieren imponernos su lengua y su cultura", dice Rachid, que dirige un estudio de grabación de música en la capital de la Cabilia. La música de los bereberes -más de una quinta parte de la población argelina- ha estado tradicionalmente vetada.

Por su estudio han pasado casi todos los músicos de la Cabilia. Uno de los más conocidos, su amigo el cantante Lunes Matub, estuvo secuestrado durante 15 días el pasado octubre. Hasta que más de cien mil bereberes se manifestaron para exigir su liberación. "A Lunes le secuestraron por decir lo que pensaba y porque hay fanáticos que creen que la música es pecado. Ahora se ha tenido que exiliar en Francia", explica Kendel.

Su esposa recibió hace un año la primera llamada de emergencia del Consulado español en Argel. Había que salir de allí a toda costa. Nieves y su hija mayor emprendieron el camino hacia Algorta (Vizcaya), donde permanecieron siete meses en casa de un familiar. "Mi hija se integró bien en un colegio público, pero yo no encontraba trabajo". No tuvo más remedio que regresar a la Cabilia.

Nieves y Kendel agradecen el apoyo del Ministerio de Exteriores para su repatriación, y la ayuda del Gobierno vasco y el Ayuntamiento de Vitoria para encontrar una vivienda. Anoche llegaron a Vitoria, donde deberán empezar una nueva vida. Los papeles oficiales no estaban todavía listos. Han logrado huir del miedo a la muerte. Los problemas de la vida corriente empiezan ahora.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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