La "solución menos mala" para los socialistas
Felipe González se guardó en el mitin de Mislata (Valencia) uno de los argumentos que maneja su entorno para no convocar elecciones anticipadas. González citó la proximidad de las anteriores elecciones generales -junio de 1993-, la conveniencia de agotar las legislaturas y la existencia de un proyecto político. Quizás para no indisponer a Aznar, cuya colaboración requirió públicamente para superar la crisis, no expreso su convicción y la de su entorno de que la situación política no mejoraría con los resultados de unas nuevas elecciones ahora.González citó de pasada en Mislata que, pese a su reconocido desgaste, la oposición no ganaba tampoco en credibilidad. Los socialistas creen que mientras exista la espada de Damocles de los procesos judiciales pendientes por los escándalos, unas elecciones no mejorarán la situación.
Es más, a su juicio, una victoria de José María Aznar puede complicar las cosas aún más por su dificultad de entendimiento, al menos a corto plazo, con el líder del principal partido bisagra, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. Los socialistas opinan que la estabilidad parlamentaria, uno de los datos más claros del momento, podía verse resentida.
La plana mayor del PSOE cree que la crisis tiene una solución muy complicada, como Lerma reconoció en el mitin. Lo que la oposición califica de aferramiento al poder de González, por su decisión de no dimitir, es calificado por los socialistas de "solución menos mala".
No obstante, estos no se atreven a ofrecer plazos definitivos para nada: el ritmo y desenlace de la crisis, al contar con resortes exteriores fuera de la política, son hoy totalmente imprevisibles.
El ministro de Obras Públicas, José Borrell, dijo ayer en Valladolid que el Gobierno no prevé la disolución de las Cortes y apostó por redoblar el trabajo del Gobierno para dar una respuesta positiva a los ciudadanos, informa Francisco Forjas.
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