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Cómo entrar desde casa en una crisis nuclear

Un joven británico quiebra con su ordenador los sistemas de seguridad del Pentágono

Isabel Ferrer

Los mensajes sobre la crisis nuclear en Corea del Norte remitidos la pasada primavera al Gobierno de Estados Unidos por sus propios agentes secretos fueron leídos también por un visitante inesperado. Un jóven británico de 16 años se apoderó de ellos y decidió introducirlos luego en la memoria de la red internacional Internet, según reveló ayer el diario The Independent. Se hizo realidad así una de las peores pesadillas imaginadas por los expertos del departamento norteamericano de Defensa. Internet es una red informática a la que tienen acceso, desde el ordenador de su casa, unos 35 millones de usuarios. Paradójicamente, fue creada en los años sesenta por ingenieros estadounidenses de Defensa para favorecer sus comunicaciones internas. Ahora, cualquiera puede suscribirse a ella.Pero eso no es todo. Durante siete meses, y valiéndose de un programa ideado por él mismo, el pirata informático penetró en los sistemas dedicados a almacenar investigación sobre armas nucleares, diseño de naves militares, personal y correo electrónico. Su único fallo le costó ser descubierto y arrestado por Scotland Yard. El cansancio pudo más que la curiosidad, y una noche se dejó el ordenador conectado con los del Pentágono. La policía británica ha reconocido que detuvo al muchacho en Tottenham, al norte de Londres, en julio. Se espera que este mismo mes la Fiscalía del Estado anuncie si habrá o no juicio.

Bautizado por sus comunicantes de Internet como Datastream (Corriente de Datos), el joven londinense era algo más que un aficionado a la informática. Operaba desde su casa y es posible que ningún miembro de su familia diera importancia a las interminables horas que dedicaba a programar su ordenador. Sin embargo, el Servicio de Investigaciones Especiales de las Fuerzas Aéreas Norteamericanas le seguía la pista desde marzo de 1994. Uno de sus portavoces ha reconocido que el muchacho era un auténtico maestro en este tipo de asaltos. Inventó, por ejemplo, un "programa olfateador" capaz de buscar nombres y claves en la red Internet. Algunos de los mensajes que logró interceptar fueron leídos por otro pirata británico de 22 años. Contenían información sobre campos de pruebas de misiles abiertos en Corea del Norte. Washington creyó al principio que ambos personajes eran espías. Ellos han asegurado que sólo querían divertirse.

En una de sus primeras reacciones oficiales, las Fuerzas, Aéreas norteamericanas reconocieron que ignoraban cuántos usuarios de Internet han podido leer, copiar o vender la información sobre Corea del Norte. También han admitido que el caso es un grave fallo de sus sistemas de seguridad; uno de los peores de los últimos años.

En el Reino Unido, Scotland Yard guarda silencio. Puede acogerse a la ley que regula el fraude informático para acusar al pirata de un acto de sabotaje y poder juzgarlo en su propio país. Por el momento, el ordenador ha sido clausurado.

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