De cine
Este año que termina, umbral de la celebración universal del Centenario del Cine, es, en sí mismo, un homenaje a los distintos géneros con que el medio se ha enriquecido a lo largo del tiempo. Tenemos, para empezar, montonazo de indigentes en la calle, lo cual es neorrealismo italiano puro más Plácido, de Berlanga, por mucho que intentemos endulzarlo con un toque Capra en plan ¡Qué bello es vivir! cuando damos la limosna reglamentaria. Hay más repertorio de Italia en danza: Investigación de un ciudadano por encima de toda sospecha, de Petri, se representa a moche y troche, y van cayendo Cadáveres exquisitos, ver Rosi, aunque no tantos como quisiéramos ver. Por detrás de la trama se encuentran conspiraciones al estilo de Todo modo, otra vez Petri, y, si las cosas siguen así, pueden acabar con una apoteosis tipo El padrino III, máxima celebración, según Coppola, de una cinematografía que estuvo insólitamente capacitada para retratar el poder y hacerse con el querer (del público). Por otra parte, el dúo cantor que forman Amedo & Domínguez nos remite, aunque sin nobleza, al final de Más dura será la caída, de Mark Robson, con Bogart poniéndose a la máquina de escribir contando la verdad sobre los entresijos sucios del boxeo.¿Y qué ocurre con el cine español de ahora mismo?, se preguntarán. Échenle un vistazo a la cartelera y verán que todo es mentira, que algunas buscan turco desesperadamente, y que nadie parece percatarse de que el espectador ya no está para canciones de cuna. Para el cine español, aparentemente, nada de lo que nos ha sucedido en los últimos años y conducido a lo que nos viene sucediendo existe. El guión lo escriben los periódicos, día a día, y no hay crujir de palomitas -ese azote de nuestro tiempo- que acalle la voz de la verdad reflejándonos tal éramos, tal como somos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.