Una mamá con pito
Entre los dos y seis años, los niños adquieren las nociones de identidad sexual y de diferencia entre los géneros. Entonces empiezan a autoclasificarse como "niños" o "niñas". Pero es a partir de los seis cuando se dan cuenta de que pertenecer a un sexo es para siempre y está ligado al cuerpo. De hecho, dan más importancia en la primera infancia al vestido o al pelo a la hora de distinguir los sexos que a los órganos genitales. "En un ejercicio que realizamos con niños de cuatro y cinco años intercambiando las caras y los cuerpos de varios personajes desnudos, vimos que clasificaban sistemáticamente los sexos en función de las caras", cuenta Félix López Sánchez. "Lo tenían tan claro que, por ejemplo, una niña respondió sin dudar cuando se le preguntó por un cuerpo de hombre con cara de mujer: esto es una mama con pito".
El descubrimiento de las diferencias anatómicas que tiene lugar a partir de los dos años está ligado a la satisfacción con el cuerpo y la identidad. "No es buena idea decirle a una niña que pregunta por qué ella no tiene pene y su hermano sí, que lo tiene hacia adentro y se llama vagina, porque lo que a ella le gustaría es enseñársela a su hermano", explica López Sánchez.
Los niños tienen también capacidad de sentir placer sexual, desde muy temprano. Una de las preocupaciones más frecuentes de los padres en relación con la conducta sexual de los hijos es la masturbación y la existencia de juegos sexuales muy explícitos, como intentar el coito con un amiguito. "La masturbación es, sin embargo, algo natural y permite a los niños explorar su cuerpo", explica Avellanosa. "El problema es cuando niños de más de cuatro o cinco años lo hacen de manera descontrolada y en público. Puede ser el indicio de una grave carencia afectiva, de retraso, psicosis o abuso sexual".
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