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Lejanos Reyes Magos

Las cabalgatas pasan de largo por los pueblos mas pequeños de la sierra

Vicente González Olaya

Las cabalgatas de Reyes llegarán con todo su esplendor el próximo día 5 a todas las medianas y grandes ciudades de la región. Miles de niños disfrutarán esa tarde viendo de cerca a los esperados Magos y a sus alegres y sonrientes comitivas. Sin embargo, en algunos pequeños pueblos de la sierra, los Reyes sólo se acercarán de puntillas y cuando nadie los vea. Decenas de municipios carecen de fondos, o incluso niños suficientes, para organizar una cabalgata tal y como el linaje de los Magos de Oriente exige. Los Reyes, que parecen algo sibaritas, pasarán de largo.

Los tres niños que viven en La Acebeda (54 habitantes) nunca han visto personalmente a los Reyes Magos. "A este municipio -según cuenta Pedro José Castillo, teniente de alcalde de la localidad- la comitiva real nunca ha tenido a bien acercarse. Se queda en torno al cementerio municipal, situado a unos cuatrocientos metros del del pueblo". Castillo, que tiene 24 años, añade: "Cuando yo era pequeño, mis padres me explicaron que los Magos dejan sus camellos en el cementerio y que ellos suben por una escalera hasta las casas del pueblo". Y agrega: "Creo que este año, a causa de la escasez de niños, los Reyes seguirán dejando sus camellos donde siempre. De todas formas, si los críos se ponen muy pesados, les bajaremos a Madrid o a Buitrago de Lozoya [1.340 habitantes] para que los vean de cerca. Me han contado que allí paran siempre".

En Gargantilla de Lozoya (212 habitantes), los 20 niños del pueblo tendrán que conformarse con la presencia de un solitario rey recorriendo las calles del pueblo. "Suele ser un mocete, disfrazado de rey, que reparte caramelos entre los más pequeños", explica Pedro Martín, alcalde del PP. "Este Ayuntamiento no tiene mucho dinero, y la falta de fondos nos obliga a ver las cabalgatas por la televisión. Como la Comunidad de Madrid no nos subvencione con algo, seguiremos viendolos por la tele durante muchos años.

El Atazar (92 habitantes, 12 de ellos niños) hace lo que puede para que la cabalgata sea lo más digna posible. "El año pasado compramos tres trajes de reyes. Los disfraces son buenos, pero nos topamos con un problema: este municipio es muy pequeño y todos nos tenemos muy vistos. Los Magos encuentran auténticos problemas para que los niños no los reconozcan. Más de una vez, los chavales han estado a punto de descubrirlo todo. Hay que tener mucho cuidado".

De todas formas, los Reyes Magos comienzan a cambiar sus costumbres a su paso por la sierra. Por ejemplo, por primera vez en muchos años, los Reyes Magos se dignarán pisar Braojos (140 habitantes). Su presencia será posible gracias a que las madres de los 18 niños del pueblo se lo han pedido personalmente a sus Majestades. "Era absurdo que los Reyes olvidasen un pueblo tan bonito como Braojos con la excusa de que era muy pequeño", comenta Ana Siguero, una de las organizadoras. "Hace unos días, nos juntamos las 12 madres que tenemos críos y decidimos organizar una cabalgata digna. Los trajes reales los hemos confeccionado con cortinas viejas. Las barbas y regalos los hemos comprado en una tienda de un pueblo cercano. Los padres de los niños serán los encargados de dar vida a Sus Majestades. Hemos gastado en total unas 40.000 pesetas. No parece mucho dinero, porque ¿cuánto vale la ilusión de un niño?".

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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