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LA SENTENCIA DEL CATALÁN

Pujol: buena para Cataluña y para España

Jordi Pujol, el presidente de la Generalitat, estaba contento ayer. Le costaba incluso disimular este estado de ánimo. La sentencia del Constitucional había dado la razón a la Generalitat en los puntos recurridos de la ley del catalán. Y esta sentencia, en palabras de Pujol, "es buena para todo el mundo". Es buena para Cataluña y para España, "porque [con la sentencia] Cataluña tiene la tranquilidad de espíritu necesaria para poder contribuir a la serenidad de España".El argumento de Pujol es claro: El catalán es un ingrediente básico de la personalidad de Cataluña que le da seguridad y confianza. Ello es bueno también para el conjunto de España, que necesita de todos los pueblos que la integran para alcanzar los importantes objetivos que tiene fijados. Para ello se necesita tranquilidad y eso lo lleva la sentencia. "Es en este sentido" remachaba Pujol, "donde se efectúa una aportación importante, ya que mantiene una línea de solidaridad y comprensión de nuestra identidad".

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No le dolieron prendas en reconocer que los primeros beneficiarios de este espíritu positivo son los seis millones de ciudadanos catalanes. Pero, tras defender la total validez de la política lingüística llevada a cabo por la Generalitat, señaló: "El tiempo demostrará que la ley es buena y que en Cataluña impera un trato justo a la lengua y a sus ciudadanos, lo que significa mayor nivel de conviviencia y de cohesión social, que es de lo que se trata."

Cohesión y paz social

La fractura de la cohesión y de la paz social era una de los argumentos recurrentes de Pujol en los últimos tiempos para defender la necesidad de una sentencia positiva. Entre los objetivos que Pujol destacó de la ley del catalán figura el hecho de que la norma legal "no produce una división por razón de lengua y refuerza desde la escuela la convivencia y la cohesión social", lo que reconconoce el Constitucional. Con satisfacción Pujol añadió que la sentencia reconoce que Cataluña tiene derecho a enmendar una situación de maltrato histórico del catalán. En este punto Pujol se mostró agradecido con lo que denominó acto de reconocimiento solidario.

Preguntado por los dos votos particulares que sufrió la sentencia, fue contundente. Utilizó un símil deportivo: "Hemos ganado por 10 a 2. Y cuando esto sucede huelgan explicaciones."

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Los dos votos particulares eran considerados positivos en medios próximos, a la Generalitat. "Son un recurso mejor que si los magistrados del Constitucional hubiesen llegado a una sentencia de consenso" argumentaban. A juicio de estos medios, una sentencia de consenso hubiese echado agua al vino. Es bueno para CiU aparecer ante la opinión pública con dos votos particulares que cuestionan la ley en unos momentos en que recibe furibundos ataques por su apoyo al Gobierno de González.

Pero la Generalitat se ha apresurado a dar un paso más y ha expresado su deseo de "renovar su doble compromiso de garantizar un buen conocimiento de las dos lenguas oficiales en Cataluña a toda la población escolar" cuando ésta acabe las diferentes etapas de la educación obligatoria.

Joan Maria Pujals, consejero de Educación, y Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro de la Presidencia, coincidieron en asegurar que la sentencia acaba con la polémica creada por quienes se han opuesto a la política lingüística de la Generalitat. Según Pujals, la sentencia "aclara que no hay derecho a recibir educación solamente en castellano". Pérez Rubalcaba remachaba: "En materia de lenguas, es necesaria la flexibilidad, tolerancia, diálogo y voluntad de acuerdo, porque las lenguas articulan la convivencia".

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