¿Sumario secreto?
EL NUEVO sumario sobre los GAL que instruye el juez Garzón está sometido, por decisión suya, al secreto previsto en la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Sin embargo, ello no ha sido obstáculo para que algunas diligencias hayan sido publicadas con detalle, en concreto los testimonios prestados por los ex policías Amedo y Domínguez, convertidos después de tanto tiempo en testigos de cargo, a cambio, presumiblemente, de un trato benevolente.El asunto adquiere gran trascendencia desde el momento en que la acusación alcanza a quien fue ministro del Interior en 1983 y al que los testigos de cargo imputan, según publicaciones periodísticas, nada menos que haber dado luz verde al secuestro de Segundo Marey. Si esta información procede de las diligencias del sumario, cabe preguntarse qué sentido tiene mantener el secreto. En estas circunstancias no parece que esté favoreciendo la investigación judicial y, desde luego, somete a la opinión pública a un nuevo proceso de acusaciones imposibles de contrastar.
El juez estaría obligado a dar inmediato acceso al sumario a la persona afectada, aunque sólo fuera para no dejarla en la indefensión. Y si fuera una información sólo aparentemente sumarial, tendría que haber alguna forma de que el juez saliera al paso de lo que constituiría, sin duda, un atropello. En todo caso, es una imputación que no puede quedar en el aire. Aunque investigar por esa vía obligue al juez a remitir la instrucción al Supremo por tratarse de un aforado.
