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8.000 estudiantes toman el centro para festejar el descanso navideño

Paz Álvarez

PAZ ÁLVAREZ Más de 8.000 estudiantes, provistos de botes de nieve artificial y litronas de cerveza y sidra, tomaron ayer el centro de Madrid para celebrar el comienzo de las vacaciones. El punto de arranque de este tradicional desmadre navideño era la plaza Mayor. Sus nueve puertas estaban vigiladas por un centenar de los 200 policías, entre municipales y nacionales, encargados de custodiar y seguir de cerca a los jóvenes. En la calle de Serrano, frente al instituto Ramiro de Maeztu, tiraron huevos a los viandantes.

Los agentes cacheaban, uno por uno, a todo aquel que en traba en la plaza. "¿No llevarás sprays?", preguntaba un agente situado a la entrada de la calle de Postas, mientras palpaba la mochila de un joven. A su lado reposaba una caja con más de 300 botes requisados. "Dame esa botella", exigía otro municipal a un grupo de chavales.Como el cielo amenazaba lluvia, los estudiantes querían jugar con la nieve. La mayoría lo tuvo difícil. "Hemos cogido más de mil aerosoles. Lo ponen todo perdido, las tiendas, todo. Incluso el suelo resbala", explicaba un policía.

Los alumnos protestaban. "Se están pasando. Nos están cargando la fiesta y es una pena, porque se va a perder una tradición", decía Paco, un estudiante de pintura que se había trasladado desde Alcorcón y que consiguió burlar la vigilancia policial y entrar en la plaza Mayor con seis botes de nieve. Otros no tuvieron la misma suerte. "Acabo de comprar el spray y me lo acaban de quitar. El año pasado jugué aquí mismo con la nieve. Me parece bien que controlen la entrada de la plaza, pero cada año nos limitan más los sitios de diversión", decía Maribel, una estudiante de COU de 17 años. Su compañero de clase Javier también se quejaba: "Entiendo que no dejen entrar con cerveza, pero lo de la espuma es exagerado".

Dentro del recinto, una veintena de vendedores de abetos navideños, con el candado de sus tenderetes echado también vociferaban contra policías y estudiantes. "Nos han obligado a no abrir y es un día de pérdidas para nosotros porque no podemos vender", decía una mujer, que no quiso desvelar su nombre por miedo a que le quitaran el puesto de árboles. "Y todo, por culpa de estos niñatos que la liaron hace tres años y nos hacen perder dinero a nosotros, que somos padres de familia", gritaba otro de los vendedores.

"Que se vayan al parque del Retiro o a la Casa de Campo con el baile del bakalao", interrumpía una señora. Los 104 puestos de belenes y artículos navideños de la plaza Mayor permanecieron ayer cerrados a cal y canto, a pesar de que un grupo de espontáneos intentó abrir la cerradura de algún tenderete.

En otros puntos de la ciudad, según la Policía Municipal, se registraron algunos pequeños incidentes, como en la calle de Serrano, a la altura del instituto de bachillerato Ramiro de Maeztu, donde un grupo de jóvenes lanzó huevos a los coches y peatones. En la calle de Fortuny, unos pirómanos echaron mano de mecheros y cerillas para incendiar papeleras. Y en la de San Ildefonso, los más eufóricos, tras ingerir el líquido de varias botellas, las estrellaron contra el suelo.

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Sobre la firma

Paz Álvarez
Periodista especializada en gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, tiene un programa de desarrollo directivo por el IESE. En 1993 comenzó a escribir en la sección de Madrid y, en 1997, se incorporó al diario CincoDías, donde creó la sección de Directivos y ha sido jefa de la sección de Fortuna hasta 2022.

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