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La oposición portuguesa pide elecciones anticipadas como salida a la crisis

La disolución del Parlamento y la convocatoria anticipada de elecciones generales -previstas en octubre de 1995- son la salida más probable a la gravísima crisis política portuguesa, que empezó hace tres semanas como un episodio más de la guerrilla institucional entre el Gobierno socialdemócrata de Anibal Cavaco Silva y el presidente de la nación, el socialista Mario Soares, y que ha acabado por envolver a todas las fuerzas políticas y sectores de opinión. Toda la oposición pidió ayer comicios anticipados.

El líder del Partido Socialista (PS), Antonio Guterres, y el del Partido Comunista, Carlos Carvalhas, pidieron ayer al presidente Soares que convoque elecciones anticipadas para superar la crisis política, y a ellos se sumó también el conservador Centro Democrático Social-Partido Popular (CDSPP). Todos los partidos de la oposición con representación parlamentaria sostienen que el país vive un clima de turbulencia política que solo se clarificará con unas elecciones.Del ataque a los ministros de Defensa y Exteriores con el pretexto de una supuesta venta de armas al Gobierno de Angola se pasó a una ofensiva general contra los actuales detentadores del poder. El jefe del Estado se puso a la cabeza de la oposición frente a lo que denunció como "el peligro dictatorial del partido mayoritario".

La dimisión del líder del grupo parlamentario, el socialdemócrata Duarte Lima, acusado de fraude fiscal y de enriquecimiento ilegal por el semanario Independiente, y la inculpación de la ex ministra de Sanidad -actual vicepresidenta del Partido Socialdemócrata, PSD-, Leonor Beleza por el escándalo de la sangre (decenas de enfermos fueron contaminados con el virus del sida por transfusiones de derivados sanguíneos importados de Suiza) son los episodios más recientes de un ajuste de cuentas con las figuras más destacadas del partido en el poder.

Para acentuar el clima de bloqueo, el presidente Soares acaba de negarse a promulgar cuatro leyes aprobadas por el Parlamento por considerarlas peligrosas para el normal funcionamiento de las instituciones democráticas. Varios consejeros del presidente se han pronunciado a favor de la dimisión del Gobierno, pero la táctica es forzar la renuncia de Cavaco Silva para evitar que el PSD se presente como Víctima de una conspiración contra un Ejecutivo legitimado democráticamente.

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