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Guerra advierte que si se recortan las prestaciones se desatarán graves conflictos

Anabel Díez

El vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, alertó ayer sobre las graves consecuencias que pueden derivarse de un desmantelamiento del Estado de bienestar. "Llevaría un empeoramiento del nivel de vida, con riesgos de brotes de populismo al estilo Berlusconi o brotes de fascismo". En la clausura anoche en Madrid de las jornadas sobre El futuro del Estado de bienestar, Guerra animó a las personas de izquierda a que asuman "que tiene sentido serlo". A su juicio, para que una economía resulte saneada "hay que contar con la intervención del Estado".

Varios cientos de personas acudieron anoche a un hotel madrileño para escuchar de Alfonso Guerra el cierre de las jornadas organizadas por la Fundación Sistema, que dirige José Félix Tezanos, sobre El futuro del Estado de bienestar. En una conferencia de algo más de una hora, Alfonso Guerra desarrolló los problemas que viven las sociedades actuales occidentales para mantener las prestaciones sociales después de varios años de recesión económica.A su juicio, los pensadores neoconservadores son ahora más sutiles que nunca y ya no hablan del desmantelamiento del sistema de solidaridad, sino que justifican los recortes por imposibilidad económica y financiera. En esta línea hizo autocrítica en nombre dé la izquierda para alertar sobre la inercia que la está arrastrando hasta el punto de asumir la tesis de que los recortes son necesarios porque no hay posibilidad de mantener las prestaciones de las sociedades occidentales.

No mencionó a España

Aunque podían encontrarse alusiones a la política española, lo cierto es que nunca mencionó a este país, sino que se mantuvo en un nivel teórico. Así se preguntó sobre la solidez del repunte económico que ahora se vive y su sostenimiento. A renglón seguido añadió que muy probablemente la recuperación económica tiene que ver con el impulso de Estados Unidos, Alemania y los llamados países emergentes del sureste asiático.

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La referencia a estos últimos le sirvió para afirmar el caos que supondría la supremacía del mercado por encima de toda consideración social, para afirmar que ello supondría un cierto caos, ya que sin derechos sociales no puede haber "verdadera libertad". Guerra citó al ex ministro Julián Campo, ponente en estas jornadas, en su aseveración de que "un poder económico sin control político es desestabilizador".

El vicesecretario general, antes de exponer sus consideraciones, parafraseó a algunos de los intervinientes, como Nicolás Sartorius, Julio Rodríguez, Abel Caballero, Francisco Fernández Marugán o Luis Martínez Noval, así como al británico John Eatwell.

Guerra descalificó rotundamente la respuesta neoliberal, que llamó "solución militar o de combate", que, a su juicio, llevaría a un empeoramiento notable del nivel de vida, con riesgos de brote de populismo "al estilo Berlusconi o a brotes de fascismo". Según el conferenciante, el mantenimiento del Estado de bienestar no es sólo una necesidad, de racionalidad económica, sino que interesa a todo el mundo, ya que "su desmantelamiento sería insoportable y llevaría a serios conflictos sociales". En esta línea, Guerra pidió a la izquierda que recupere "el discurso de la insatisfacción".

Distancia política, no personal

En todo momento, Guerra intentó argumentar la equivocación de quienes, de manera más extremista, piden el fin del Estado de bienestar y les pidió que reconsideren las desventajas con nuevas referencias a las protestas que acarrearían. "Todo sistema social necesita estar legitimado por una gran mayoría, ya que, en caso contrario, deviene el conflicto soc,¡al". A nadie le interesa la existencia de dos bloques sociales; extremadamente distanciados: la población satisfecha y los marginados.

Según Guerra, en la misma línea argumental, una economía saneada requiere la intervención del Estado. El día anterior, el presidente del Gobierno, Felipe González, recalcó en Barcelona la necesidad de que la empresa privada tome el lugar de la empresa pública.

Por la mañana, el vicesecretario general, en el programa Hoy por hoy, que dirige Iñaki Gabilondo en la cadena SER, reconoció su distanciamiento con González. Inmediatamente precisó que la distancia era absolutamente política y no personal. "Las relaciones no son las mismas", dijo. No obstante, con energía intentó convencer de que la disputa se enmarcaba en el ámbito de lo político exclusivamente. "En materia personal son las mismas, hay entre nosotros más de treinta años de vida, nuestras familias, los hijos, muchas cosas; digo que no son las mismas relaciones hablando de política".

El vicesecretario general socialista apeló en repetidas ocasiones al "ya lo dije yo". Se refería Guerra a sus diatribas años atrás contra la llamada gente guapa, al ser preguntado sobre el caso Mario Conde, respecto al que marcó distancias inmediatamente. "Fui muy criticado cuando alerté sobre la beautiful people, y parece que no estaba tan equivocado".

El número dos del PSOE afirmó, en perfecta línea con su partido, que entre el líder de Izquierda Unida, Julio Anguita, y el presidente del PP, José María Aznar, había una relación manifiesta. Después de considerar que Aznar es un político "mediocre", ironizó: "El único que tiene esperanza en Aznar es el señor Anguita".

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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