En busca de Pulgarcita

En el Salón del Libro Infantil y Juvenil, los tomos se colocan de cara, que es como son atractivos, y no de canto, que no dicen nada. Hasta el 8 de enero, 2.000 niños de cero a 15 años entrarán cada día en la Casa de Vacas del Retiro para hojear, leer o jugar con los 2.500 ejemplares con que cuenta la XVIII edición de esta iniciativa, que se dirige tanto a los escolares -se trata de crear el hábito de la lectura en ellos- como a sus profesores -para que sepan cómo animarles en esta actividad-. "A lo mejor estos libros están en sus colegios o en sus casas, pero no se han fijado en ellos", dice María Solé, organizadora del Salón.La única norma que deben respetar los niños que entran en la sala de lectura es no molestar a los compañeros que leen y dejar el libro donde lo encontraron. Aún así, cada dos horas las organizadoras hacen una búsqueda para colocar cada ejemplar en su sitio. Por lo demás, pueden coger el libro que quieran sin rendir cuentas a nadie y leerlo donde les parezca. El sitio preferido es el suelo, y la postura, tumbados bocabajo con las piernas en alto. Algunos usan el índice mientras leen para no perderse y a otros la lectura se les escapa en forma de susurros. Una moqueta verde amortigua las caídas de los más revoltosos, que juegan a correr detrás de su amigo. Cuando hay demasiado jaleo, alguien impone orden.

Nirvana y Sara, alumnas de nueve años del colegio Nuestra Señora del Carmen, que ayer visitó este salón, buscaban el cuento de Pulgarcita. Sus compañeras preguntaban por "los de Disney", y sobre todo por el de Aladín. Sonsóles, de siete años, decía que lee los de la colección de El Barco de Vapor y un chico de su clase aseguraba que le encantaban "los de naturaleza".

Solé conoce muy bien las preferencias de los niños en este aspecto: "A los de tres y cuatro años les gustan los cuentos muy realistas, los que hablan de lo que pasa cada día. Luego, hasta los nueve años, prefieren los libros de fantasía. Después pasan a las aventuras y a los doce años se vuelven más intimistas", explica. Para los de cero a tres años están los libros de "meter en la lavadora", como dice Solé. Son de plástico, para chuparlos y morderlos. Los niños ciegos también cuentan con libros en Braille.

Este año, el Salón del Libro está dedicado a la ecología, otro de los temas que atraen a los niños, según los monitores. Hay un estante dedicado al reciclaje o la organización Greenpeace. Todos reciben una charla sobre ese tema, con la que, de paso, les incitan a la lectura.

"¿Qué es diagonal?", pregunta una niña. "Es para allá", explica su compañera con el pulgar. Muchos de los niños que acuden a la Casa de Vacas leen en grupo. "Mira, tío", o "cómo mola" son frases que se oyen sin parar.

Para los docentes se han organizado cursillos de animación a la lectura o para seleccionar una biblioteca. Sobre esto, Solé explica: "Las bibliotecas de los colegios deben tener libros. documentales pero también de ficción y fantasía, que son muy importantes para desarrollar la imaginación de los futuros creadores". En España se editan unos 4.500 títulos nuevos al año para niños y jóvenes.

Salón del Libro Infantil y Juvenil, en la Casa de Vacas del Retiro. De 10.00 a 20.00, hasta el día 8 de enero. Entrada libre.