"Los periodistas no somos mesías"
Fernando G. Delgado, periodista y escritor de 47 años, presentó ayer en Madrid Cambio de tiempo, su primer libro de artículos cortos recientemente publicado por EL PAÍS-Aguilar.Pregunta. ¿Qué le impulsa a escribir este libro de reflexiones?
Respuesta. Creo que el libro tiene parte de diario. La mayor parte de sus trabajos están inspirados en acontecimientos o en declaraciones. Está hecho al hilo de la vida. Tiene algo de memorias, en el sentido de que son también experiencias vividas. Pero fundamentalmente es un libro reivindicativo de un rearme moral necesario, y al mismo tiempo constata la pérdida de los valores y los símbolos, que sobre todo a la gente de mi generación, la del 68, se nos han ido quedando en el camino.
P. Al hojear el libro se intuye una nostalgia del pasado y de sus valores, del 68.
R. Creo que está presente la perspectiva de la generación, pero en modo alguno desde la nostalgia. Hay algún artículo intimista, escrito en segunda persona y que al utilizar la memoria puede inducir a una lectura de melancolía o de nostalgia. Pero no hay voluntad de eso, al contrario; si hay nostalgia de algo es de los ideales de los que vamos careciendo y que no se van sustituyendo por ideales nuevos.
P. ¿Hay en su libro una visión distinta de las cosas al haber trabajado principalmente en radio y televisión?
R. No, en absoluto. A pesar de que yo he vivido de la televisión y de la radio, este libro es la consecuencia de mi trabajo en prensa. No creo que la radio y la televisión puedan sustituir al libro en la invitación al pensamiento. En este libro hay pensamiento, reflexión y una expresión muy literaria. En modo alguno podría verse en él la visión de un hombre de la imagen o de la voz. El libro recoge un modo de hacer que, si bien por una parte es el modo de hacer de un escritor, por otra es el libro de un periodista.
P. ¿A quién va dirigido el libro y con qué objetivo?
R. A todo el que me quiera escuchar, como siempre. Uno habla para ser oído. El objetivo no es mesiánico ni salvador. No creo que los periodistas o los escritores nos tengamos que proponer salvar el. universo. Hay un alegato de quien quiere ser un mero testigo, como se dice en el subtítulo del libro. Los testigos no son de piedra o de palo, pueden ser honestos, pero no siempre objetivos. El testigo tiene su propia visión del mundo.
P. En definitiva, ¿cuál es el mensaje del libro?
R. No quisiera lanzar mensajes en el sentido de un predicador. Si critico a los predicadores no quiero convertirme en uno. Lo que quisiera que fuera este libro es una reivindicación de ese rearme moral que necesitamos y una denuncia del estado de confusión originado por el maridaje entre doña corrupción y doña hipocresía.
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