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Los términos del desarme impiden un pacto con Moscú

Pilar Bonet

Las conversaciones entre las delegaciones de Rusia y Chechenia fueron nuevamente suspendidas ayer por la tarde en Vladikakaz, la capital de Osetia del Norte, en un clima esperanzador tras intensos debates durante los que hubo momentos en que se atisbaba un acuerdo y otros en los que el diálogo estuvo a punto de romperse. Los intensos combates alrededor de Grozni ejercieron un efecto negativo. Sobre un texto de cinco puntos, Rusia y los representantes del general Dzhojar Dudáiev habían llegado a un acuerdo en cuatro, pero estaban atascados en las condiciones del desarme."Quiero continuar hablando. Debemos seguir conversando aunque no haya nada de qué hablar, porque dejar de hacerlo será interpretado como una señal para los militares", afirmó con el rostro congestionado uno de los miembros de la delegación rusa. Los delegados de Grozni insistían en que se debe comenzar por la retirada de los carros de combate rusos, pero la última palabra de Moscú era que el desarme y la retirada fueran simultáneos.

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En el caso de que este punto sea superado hoy, los órganos del Interior de Chechenia y Rusia procederían a organizar la recogida de armas. Este acuerdo sobre la participación de la policía chechena, en el proceso era interpretado como una importante concesión por los representantes rusos, que según uno de ellos, Vadim Pecheniov, tal vez causaría problemas con el Gobierno central, ya que no estaba claro si Moscú aceptaría esta solución, ya probada en Armenia y Osetia del Norte.No estaba claro tampoco ayer si la república secesionista de Chechenia iba a aceptar la Constitución rusa, ya que el borrador debatido mencionaba este documento como base del desarme. Sin embargo, la mención de la Carta Magna rusa desaparecía y aparecía según las vacilaciones de los representantes de Grozni, que temen ser contabilizados como una unidad administrativa más dentro de Rusia.

Los chechenos tenían dificultades ayer para comunicarse con Dudáiev que a. las 13.30 horas "aún no había llegado a su despacho", lo que hacía pensar que el líder checheno estaba demasiado ocupado con los combates para dedicar atención a sus emisarios pacificadores. Otro tanto podría decirse de Nikolái Yegórov, el ministro de las Nacionalidades y vicejefe de Gobierno, que se ha ido a Známenskoye, la localidad chechena donde tiene su sede la oposición anti-Dudáiev. Los grupos de oposición llegaron a un acuerdo con los rusos el lunes y ayer confirmaron su disposición a desarmarse.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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