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Reportaje:

A la cárcel por correr

Expertos europeos en seguridad vial proponen penalizar aún más los excesos de velocidad en carretera

Francia se ha adelantado en la adopción de medidas contra quienes vulneran los límites de velocidad. Quien supere en un 40% los 50 kilómetros por hora establecidos para circular por ciudad cometerá delito de "gran velocidad" y dará con sus huesos en la cárcel. El resto de los países miembros de la Conferencia Europea de Ministros de Transportes ha vuelto recientemente a la carga sobre los excesos de velocidad, aunque no ha tomado ninguna medida. Una reciente reunión en París del Comité de Suplentes de Seguridad Vial abordó la cuestión, pero al no considerarla madura han aplazado hasta marzo la proposición de medidas. El avance de algunos estudios arroja resultados contundentes: por cada dos kilómetros que se rebaja la media de velocidad, el número de accidentes con víctimas se reduce un 5% y los muertos en un 7%.

A Gloria Vinader, asesora jurídica del RACE no le parece bien la iniciativa francesa. "No todos los excesos de velocidad son imprudentes; dependen de muchas circunstancias, de la carretera, de las condiciones de circulación, del propio vehículo. En España ya está suficientemente sancionado. El código penal no puede entrar en estas generalidades".

En la pasada semana, el macropuente se saldó en las carreteras españolas con 93 muertos y 82 heridos, debidos a 74 accidentes de tráfico.

Sin marcha atrás

Hace 20 años, los ministros de transporte del CEMT (Conferencia Europea de Ministros de Transportes) comenzaron a sugerir la reducción de los límites máximos de velocidad, tanto en los ámbitos urbanos como en carretera. Muchos países se mostraron reticentes, pero al cabo de dos décadas todos han acabado por limitar la velocidad. Alemania es el único país europeo que no limita la velocidad en la circulación por autopistas. También es cierto que cada vez son más los tramos en los que se limita la velocidad, por diferentes causas.El Comité de Suplentes de Seguridad Vial Europea, que se reúne dos veces al año para elaborar las propuestas que luego eleva a los ministros de Transporte, se inclina abiertamente por rebajar aún más los límites vigentes a la velocidad con la que se circula. Jesús R. Irarzugaza, secretario del Consejo Superior de Seguridad Vial y miembro del comité mencionado, no duda de que el camino marcado no tiene marcha atrás.

"Nadie pone en duda ya -excepto algunos jueces españoles- que la velocidad influye en la provocación de los accidentes. Los ingleses anticiparon el avance de un estudio llevado a cabo por el Transport Research Laboratory (TRL) con unos resultados impresionantes. Por cada dos kilómetros por hora que se reduce la velocidad media de la circulación (teniendo en cuenta que en la media se contabilizan los que circulan entre 120 y 180 kilómetros por hora, que suponen un 5% de los conductores), el número de los accidentes que originan víctimas (muertos y heridos) disminuye un 5% y el de los muertos un 7%", afirma Irarzugaza.

En el foro de París se puso en evidencia que una de las vías demostradas para reducir los riesgos de accidentes y la gravedad de los mismos es la reducción de la velocidad. "Este factor influye en los siniestros, de una manera superior a la proporcional", insiste Irarzugaza. Los holandeses van más lejos al aportar estudios que muestran que a más velocidad se produce mayor gasto de carburantes y mayores emisiones de gases contaminantes: un 3,4% más de C02 y un 5% más de óxidos de nitrógeno, los gases más perniciosos para la atmósfera.

Finlandia no va a la zaga. Estudios propios aportados al foro parisiense revelan que la velocidad influye en más del 50% de los accidentes que ocurren en este país. Por ello, y por el hielo, ha implantado el límite de velocidad durante el invierno en 80 kilómetros por hora.

Los suizos siguen la misma corriente. La reducción del límite urbano de 60 a 50 kilómetros por hora ha significado un descenso del 8% en los accidentes y en un 24% el número de muertos. Irarzugaza no se resiste a atribuir el descenso de los siniestros en España a la entrada en vigor del Reglamento de Circulación, que aplicó esta misma rebaja hace una década.

El país con mejores carreteras del mundo, Estados Unidos, fue pionero en este tipo de recortes. El descenso brutal a 90 kilómetros por hora logró disminuir los accidentes en un 11%. Pero la medida se consideró exagerada y las protestas forzaron a muchos Estados a reconsiderar esa imposición y elevar el límite autorizado a 104 kilómetros por hora.

El acoso a los conductores aficionados a pisar el acelerador se estrecha. La Conferencia Europea de Ministros de Transportes, que se reunirá en Viena la primera semana del mes de junio, tiene la palabra. No se prevé que sus medidas sean tan extremadas como las aplicadas en Francia. Írarzugaza no es partidario de castigar a los conductores como a delincuentes. Con multas de hasta 100. 000 pesetas y la retirada del carné por tres meses cree que es suficiente.

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